Lo nuevo normal climático – el fin de la especie y la salvación cristiana: respuesta a un desafío

Leonardo Boff/Pedro de Oliveira

Un entrañable amigo, reconocido sociólogo, Pedro Ribeiro de Oliveira de Juiz de Fora:MG, tal vez el único que lee todo lo que escribo, me critica y mejora mis ideas, se dejó impactar (helás!)con mi reciente artículo “Lo nuevo normal climático es amenazador” que trata del cambio irreversible del régimen climático de la Tierra que podrá poner en peligro el futuro de la vida humana. Como es un cristiano crítico y serio me escribió esta provocación que supongo será la de muchos lectores y lectoras. Me permito transcribir su email en su forma coloquial y después mi respuesta.

Pregunta de Pedro Ribeiro de Oliveira:

Leonardo, mi hermano,

Acabo de leer tu texto “Lo nuevo normal es amenazador” soltando los perros sobre la inevitable catástrofe climático-ambiental que se está abatiendo sobre la Tierra y quiero sugerirte/pedirte una reflexión teológica sobre la Salvación. ¿Es que ni Jesús puede salvar a la humanidad? ¿Es que su Evangelio del Reino se quedó en nada? ¿Que Él sólo consigue salvar almas? ¿Será que el Hijo del Hombre, después de resucitado por el Espíritu, acabó muriendo por nada?

No sé… Si toda la especie humana, y un montón de otras que van con ella, está condenada a desaparecer, la promesa del Reinado de Dios fue solo una Esperanza que ayudó a una parte (pequeña) de la humanidad a vivir momentos felices anticipándolo en la historia. ¿Dónde está la salvación que Jesús prometió y las Iglesias cristianas han anunciado durante siglos? 

Sólo nos queda el consuelo de que, no habiendo Reinado de Dios en la historia y estando nuestros cuerpos condenados a morir, tendremos una vida eterna y etérea para nuestras almas. Pero si es así, mucha gente hizo el tonto, incluso el mismo Jesús de Nazaret: podía haber enseñado la salvación de las almas sin enfrentarse al Imperio, el Templo y la Cruz.

Como teólogo, te propongo escribir una reflexión sobre la Salvación teniendo como tema de fondo la catástrofe de la vida humana en la Tierra.

Un afectuoso abrazo 

Pedro

Pedro Ribeiro de Oliveira, sociólogo y articulador del Movimiento Fe y Política.

Respuesta de Leonardo Boff

Pedro, amigo-hermano,

Yo creo que Jesús no vino a cambiar el curso de la evolución. 

Si te cuento la historia de la vida te darás cuenta de que al formarse los continentes (a partir del único gran continente Pangea) hace 230 millones de años, entre el 75-95% de todas las especies de seres vivos desaparecieron. Pero la Tierra guardó semillas (los quintillones y quintillones de micoroorganismo escondidos en el suelo y a salvo de cualquier amenaza). La Tierra se demoró 10 millones de años para rehacer la biodiversidad. La rehizo y enfrentó otras grandes extinciones posteriores, como aquella de hace 67 millones de años que hizo desaparecer todos los dinosaurios después de haber vivido más de 130 millones de años sobre la Tierra, y tantas otras. Pero la vida, como una especie de plaga siempre sobrevivió. 

Nada impide que nuestra especie, que apareció la última en el proceso de la evolución, violenta y asesina desde el principio del mundo, llegue a su clímax y desaparezca. Pero no desaparece el Principio creador de Dios-Trinidad, de comunión y de amor. De las ruinas hará un nuevo cielo y una nueva tierra,como lo promete el Apocalipsis.

Recuerda el Viernes santo. Todos los apóstoles huyeron o le abandonaron. Sólo las mujeres, las generadoras de vida, no le abandonaron y se quedaron al pie de la cruz. El Viviente murió entre gritos de desesperación hasta entregarse, confiado, diciendo: “en tus manos entrego mi espíritu” (Lc 23,46: mi principio de vida). La resurrección, testimoniada primero por una mujer, María Magdalena, fue una insurrección contra aquella justicia y aquel mundo de muerte que lo condenó. Pero es mucho más: la resurrección anticipó el fin bueno de la historia humana y del universo. Surgió el “novísimus Adán” (1Cor 15,45).

Yo creo que el misterio pascual (vida-muerte-resurrección), especialmente el viernes santo, no sólo inspiró a Hegel para para la creación de la dialéctica (que él llama“viernes santo teórico”) sino que también nos puede inspirar a nosotros.

Podemos pasar por el viernes general y terrenal con todas sus agonías como las de Jesús. Pero no es el fin. Irrumpirá, pronto después, lo nuevo que es la resurrección. No como reanimación de un cadáver como el de Lázaro, sino como realización de todas las potencialidades escondidas en nosotros y como la irrupción realmente de aquello que el Apocalipsis atestigua: un nuevo cielo y una nueva tierra. Ellas vendrán de lo alto, es decir, de otra fuente de vida y de otra naturaleza. 

Bien dice Ernst Bloch: el verdadero génesis no está al comienzo, sino al final. Solo entonces Dios, “mirando todo lo que había hecho, halló que todo era muy bueno” (Gn 1,31). Ahora no todo es bueno, pues hay tanta maldad y desastres incomprensibles, como el de São Sebastião-SP y bajada del nivel de agua de los canales de Venecia que están prácticamente secos. Pero el fin será bueno.

Como dice el poeta portugués, Fernando Pessoa: “soñamos con un mundo que aún no experimentamos”. Ahora al final del nuevo régimen climático, el terrible piroceno (del fuego), vamos a explosionar e implosionar hacia dentro de Dios como le gustaba imaginar a Teilhard de Chardin. Experimentaremos un mundo nunca vivido antes.

Nuestra esperanza vale para la situación calamitosa actual. Reside en la resurrección de Jesús que solo comenzó pero no acabó todavía porque sus hermanos y hermanas que somos todos nosotros, no hemos llegado a la situación de él. La resurrección de Jesús es un proceso no terminado porque sus hermanos y hermanas aún no han resucitado como él.  Como lo dice san Pablo “es en la esperanza que somos salvos” (Rom 8,24).

Me gusta el evangelio original de San Marcos. Termina diciendo Jesús: “id a Galilea, allí me veréis”(16,7). Así acaba el texto. Los milagros agregados, es consenso entre los exegetas que son un añadido posterior. 

Por lo tanto, estamos todos en el camino a Galilea cuando entonces veremos al Resucitado, el Nuevo Ser se manifestará y hará de nosotros también nuevos seres, hombres y mujeres resucitados.

Esta es mi esperanza frente a las turbulencias mortales de la historia, sobre todo de la historia reciente. Lo nuevo, Cristo resucitado, acabará de resucitar y entonces se mostrará como el Cristo cósmico que llena todos los espacios de la Tierra y del universo. Y nosotros participaremos de esta novedad.

Un grande y fraterno abrazo 

Leonardo

Escribí un libro La resurrección de Cristo: nuestra resurrección en la muerte, Sal Terrae, 26ª edición, 2005.

“Deus,o grande silêncio do universo”

Juan José Tamayo

T.J.Tamayo é um dos mais brilhantes e discutidos teólogos leigos espanhóis. Amigo de Saramago nos fornece aqui detalhes inspiradores deste grande escritor que foi Saramago. Eu mesmo passei quase uma noite inteira em Estocolmo,por ocasião de um encontro de portadores de Prêmio Nobel, discutindo religião e espiritualidade. Quis ler o livro que tinha à mão para a sua esposa “Espiritualidade:caminho de realização” dizendo: é esse tema que me atormenta e quero aprofundá-lo. Experimentei um homem genial, cheio de conexões surpreendentes e extremamente gentil. Para o Natal daquele ano escreveu-me uma carta das mais belas que já havia recebido. Era um incansável buscador do Absoluto para além de seu declarado ateísmo. Transcrevemos este artigo de Tamayo que nos revela um pouco da alma do grande escritor LBoff

  • “Estamos a celebrar o centenário do nascimento do escritor português José Saramago, um ateu convicto. De fato, a vida e obra de Saramago foram uma luta titânica permanente com/contra Deus”.
  • “Há muitas definições de Deus que encontrei. Mas, sem dúvida, uma das mais belas definições de Deus é a de Saramago: ‘Deus é o grande silêncio do universo, e o ser humano é o grito que dá sentido a esse silêncio'”.
  • “Ele sempre se declarou ateu, e por seu ateísmo foi um crítico impenitente das religiões, de seus abusos, de seus enganos, especialmente das guerras e cruzadas convocadas, legitimadas e santificadas por elas em nome de Deus”.
  • “Durante os últimos cinco anos de sua vida tive o privilégio de desfrutar de sua amizade e compartilhar experiências de fé e incredulidade, de solidariedade e trabalho intelectual, em total harmonia. É por isso que me atrevo a aplicar o nome de ‘Bom Samaritano‘, uma parábola livre de todas as conotações religiosas”.

O artigo é de Juan José Tamayo, teólogo espanhol, secretário-geral da Associação de Teólogos João XXIII, ensaísta e autor de mais de 70 livros, publicado por Religión Digital, 23-06-2022.

Eis o artigo.

Ato Literário em memória do Prêmio Nobel: José Saramago. Ética e Literatura. (Foto: Religión Digital)

Comemoramos o centenário do nascimento do escritor português José Saramago, que ganhou o Prêmio Nobel da Literatura em 1998 pela sua capacidade de “tornar compreensível uma realidade indescritível, com parábolas sustentadas pela imaginação, compaixão e ironia”. E estamos fazendo isso com diferentes atividades em reconhecimento a uma das figuras mais ilustres da literatura do século XX no horizonte ético da libertação dos povos oprimidos, com quem sempre se solidarizou e com quem se defendeu contra o imperialismo e a supremacia. No dia 18 de junho comemoramos outro acontecimento significativo: os doze anos de sua morte, que deixou um grande vazio e um órfão difícil de superar no mundo literário, não só no luso-espanhol, mas também em todo o mundo e no campo da exemplaridade moral.

No dia 30 de maio, celebramos um “Ato Literário em memória do Prêmio Nobel: José Saramago. Ética e Literatura”, organizado pela Future Century Foundation, com sede em Guadalajara, da qual participaram: Juan Garrido, presidente da Future Century Foundation, Pilar del Río, jornalista, esposa do Prêmio Nobel e presidente da Fundação José Saramago, Nativel Preciado, jornalista e escritor, Frederico Mayor Zaragoza, presidente da Fundação Cultura de Paz, e eu. Neste artigo vou desenvolver algumas das ideias que apresentei naquele evento em que participaram 200 pessoa

Durante os últimos cinco anos de vida de Saramago, tive o privilégio de desfrutar de sua amizade e compartilhar experiências de e descrença, de solidariedade e trabalho intelectual, em total harmonia. Dois foram os momentos especiais dessa fruição e um terceiro que não pôde ser comemorado.

“Deus é o grande silêncio do universo”

A primeira teve lugar em Sevilha em Janeiro de 2006. Andávamos pelas ruas de Sevilha, José Saramago, sua esposa, a jornalista e tradutora de suas obras para o espanhol, Pilar del Río, a pintora Sofía Gandarias, e eu na direção do Auditório da Universidade de Sevilha para participar um Simpósio sobre Diálogo entre Civilizações e Modernidade. Às 9h da manhã, ao passar pela Plaza de la Giralda, os sinos da Catedral de Sevilha começaram a tocar loucamente – antiga mesquita, mandada construir pelo califa almóada Abu Yacoub Yusuf.

– “Os sinos tocam porque passa um teólogo”, disse Saramago com o seu humor habitual.

– “Não – respondi no mesmo tom – os sinos tocam porque um ateu está prestes a se converter ao cristianismo.

Nesse diálogo fugaz, a resposta de Saramago foi imediata:

– “Isso nunca. Fui ateu toda a minha vida e continuarei a ser no futuro.”

Imediatamente me veio à mente uma definição poética de Deus, que recitei para ele sem hesitação:

– “Deus é o grande silêncio do universo, e o ser humano é o grito que dá sentido a esse silêncio.

– “Essa definição é minha”, reagiu sem demora.

– “De fato, é por isso que o mencionei – respondi –. E essa definição está mais próxima de um místico do que de um ateu.

Minha observação o impressionou. Ninguém nunca lhe dissera nada assim e isso o fez pensar, sem se deixar enganar pela minha ideia. De fato, a vida e a obra de Saramago foram uma permanente luta titânica contra Deus. Como a do Jó bíblico – a quem Bloch chama de “o Hebreu Prometeu“, que amaldiçoa o dia em que nasceu, sente desgosto por sua vida e ousa perguntar a Deus, em tom desafiador, por que o ataca com tanta violência, por que o oprime ele de forma tão desumana e por que ele o destrói sem piedade (Jó, 10). Ou como o patriarca Jacó, que passou uma noite inteira brigando com Deus e acabou com um nervo ciático ferido (Gênesis 32:23-33). Não é o caso de Saramago, que saiu ileso das lutas com Deus e nunca desistiu.

São muitas as definições de Deus que encontrei ao longo dos meus cinquenta anos dedicados à teologia, precedidos pela formação catequética católica da escola e da paróquia da minha cidade. Foi lá que aprendi a primeira definição de Deus no catecismo do padre Gaspar Astete, repeti-a muitas vezes correndo e ainda hoje consigo fazê-lo:

Deus é a coisa mais excelente e admirável que se pode dizer e pensar, infinitamente Bom, Poderoso, Sábio, Justo, Princípio e Fim de todas as coisas, [recompensador do bem e punidor do mal].

Durante meus estudos de teologia tive que dar conta da demonstração da existência de Deus conhecida como “argumento ontológico“, de Anselmo de Cantuária, da qual Albert Camus disse com razão que não conhecia nenhuma pessoa que tivesse dado sua vida a defendê-lo.

Mas sem dúvida uma das mais belas definições de Deus é a de Saramago que acabei de citar. Li-o nos seus Cuadernos de Lanzarote, de 1993, e dei-o a conhecer onde quer que tenha falado do Prêmio Nobel português. O próprio Saramago recorda-o em O Caderno. Textos escritos para o seu blog, Setembro de 2008 a março de 2009, assim:

“Há muitos anos, nada menos que 1993, escrevi nos Cadernos de Lanzarote algumas palavras que encantaram alguns teólogos desta parte da Península Ibérica, especialmente Juan José Tamayo que, desde então, generosamente me ofereceu sua amizade. Eram estes: ‘Deus é o grande silêncio do universo, e o ser humano é o grito que dá sentido a esse silêncio.‘ Deve-se reconhecer que a ideia não está mal formulada, com seu quantum satis de poesia e sua intenção levemente provocativa sob o pressuposto de que os ateus são muito capazes de se aventurar pelos caminhos pedregosos da teologia, mesmo os mais elementares” (Companhia Das Letras, São Paulo, 2009, p. 144).

Esta definição merece figurar entre as vinte e quatro definições – com ela, vinte e cinco – de tantos sábios reunidos em um Simpósio que inclui o Livro dos 24 filósofos (Siruela, Madrid, 2000), cujo conteúdo foi objeto de uma amplo debate entre filósofos e teólogos durante a Idade Média. Para um teólogo dogmático, definir Deus como o silêncio do universo talvez seja um eufemismo.

Para um teólogo heterodoxo como eu, seguidor de místicos judeus, cristãos e muçulmanos como Pseudo-Dionísio, Rabia de Bagdá, Abraham Abufalia, Algazel, Ibn al Arabi, Rumi, Hadewich de Antuérpia, Margarita Porete, Hildegard de Bingen, Mestre Eckhardt, Juliana de Norwich, João da Cruz, Teresa de Jesus, Baal Shem Tov, cristãos leigos como Dag Hammarksjlöd, hindus como Tukaram e Mohandas K. Gandhi, e a mística leiga Simone Weil, é mais que suficiente. Dizer mais seria desrespeitoso com Deus, quer ele acredite em sua existência ou não. “Se você entende – disse Agostinho de Hipona – não é Deus.”

Saramago na apresentação do Novo Dicionário de Teologia

O segundo encontro aconteceu quando o convidei para apresentar meu Novo Dicionário de Teologia, publicado pela editora Trotta no final de 2005. Inicialmente, sua resposta ao meu convite foi negativa. Atribuí sua recusa ao volume do livro: 992 páginas em duas colunas, portanto, cerca de duas mil páginas. Mas não, esse não foi o motivo para rejeitar meu convite. A verdadeira razão foi que ao longo de tantas páginas as palavras “ateísta” e “ateísmo” não apareciam.

De fato, eles não aparecem como entrada, mas aparecem no final, na entrada Teísmo/Ateísmo. Quando o avisei, ele leu com grande interesse os conceitos que mais lhe interessavam e, claro, Teísmo/Ateísmo, e concordou em participar da apresentação do livro junto com a filósofa Victoria Camps, realizada no Ateneu de Madri. Ele elogiou o Dicionário dizendo que era um livro fundamental tanto para ateus quanto para crentes. Suas palavras confirmaram a orientação cultural e ética que eu queria dar ao trabalho desde o início, longe do caráter confessional e apologético que não poucos dicionários de teologia têm.

Ateísmo e o “fator Deus”

Houve uma terceira reunião agendada que infelizmente não pôde ser realizada devido ao falecimento de Saramago. Foi um diálogo entre os dois, aberto ao público na biblioteca de sua casa em Tías (Lanzarote) em torno de um tema que nós dois éramos apaixonados: “Ateísmo e o fator Deus”.

Saramago sempre se declarou ateu, e por seu ateísmo foi um crítico impenitente das religiões, de seus abusos, de seus enganos, especialmente das guerras e cruzadas convocadas, legitimadas e santificadas por elas em nome de Deus: “Um deles – afirma –, o mais criminoso, o mais absurdo, o que mais ofende a simples razão é aquele que, desde os primórdios dos tempos e das civilizações, manda matar em nome de Deus… Já se disse que as religiões, todas elas, sem exceção… elas foram e continuam a ser a causa de sofrimentos indescritíveis, de massacres, de monstruosas violências físicas e espirituais que constituem um dos capítulos mais sombrios da miserável história humana.” Com a história em mãos, quem vai negar tal verdade?

Mas a crítica de Saramago vai mais longe e atinge o próprio coração das religiões, o próprio Deus, em cujo nome, afirma, “tudo foi permitido e justificado, principalmente o pior, o mais horrendo e cruel”. E dá como exemplo a Inquisição, que compara ao Talibã de hoje, qualifica como “organização terrorista” e acusa de interpretar perversamente seus próprios textos sagrados nos quais afirmava acreditar, a ponto de fazer um casamento monstruoso entre religião e o Estado ou “contra a liberdade de consciência e o direito de dizer não, o direito à heresia, o direito de escolher outra coisa, é isso que significa a palavra heresia”.

Esta denúncia de Deus situa-se nas críticas mais importantes e incisivas da religião, como as de Epicuro, Demócrito e Lucrécio, as dos profetas de Israel/Palestina, de Jesus de Nazaré e do cristianismo primitivo, as dos mestres Marx, Nietzsche e Freud, e os de ateísmo moral que negam a Deus a sua responsabilidade no sofrimento das vítimas.

Mesmo quando Saramago pensava que os deuses são uma criação da mente humana, preocupava-se com os efeitos do “fator Deus” – título de um de seus artigos mais famosos e célebres –, que está presente na vida dos seres humanos, crentes ou não, como se fosse o dono e senhor dela, é exibido nas notas de dólar, embriagou o pensamento e abriu as portas para a mais sórdida intolerância.

Em seu romance Caim, ele recria a imagem violenta e sanguinária do Deus da Bíblia judaica, “um dos livros mais sangrentos da literatura mundial”, segundo Norbert Lohfink, um dos mais prestigiados estudiosos bíblicos do século XX. Imagem que continua em alguns textos da Bíblia cristã, onde Cristo é apresentado como o bode expiatório para reconciliar a humanidade com Deus e que se repete novamente em alguns teólogos medievais que apresentam Deus como dono de vidas e propriedades e como senhor feudal, que trata seus adoradores como se fossem servos do bosque e exige o sacrifício de seu filho mais amado, Jesus Cristo, para reparar a infinita ofensa que a humanidade cometeu contra Deus.

O Deus assassino de Caim ainda está presente em muitos dos rituais de guerra do nosso tempo: nos ataques terroristas cometidos por falsos crentes muçulmanos que, em nome de Deus, praticam a guerra santa contra os infiéis; nos autoproclamados líderes políticos cristãos, que apelam a Deus para justificar o derramamento de sangue de inocentes em operações que levam o nome de Justiça Infinita ou Liberdade Duradoura; na política sacrificial do Estado de Israel que, acreditando ser o povo eleito de Deus e o único proprietário da terra que descreve como “prometida”, realiza operações de destruição maciça de territórios, muros de prisões e assassinatos de milhares de Palestinos.

Sentido solidário de Saramago

Juntamente com a crítica à religião, a Deus e ao “fator Deus”, vale destacar o sentido de solidariedade na vida que caracterizou Saramago. De filantropia e sem qualquer apoio religioso, foi o defensor das causas perdidas, alguns dos quais foram conquistados graças ao seu apoio. Cito apenas três, entre os mais emblemáticos. Uma foi a solidariedade com o povo palestino face ao massacre a que foi submetido entre Dezembro de 2008 e Janeiro de 2009 pelo Exército israelita, que provocou 1.400 mortos e que o Prêmio Nobel português qualificou de genocídio. A segunda, o apoio e acompanhamento da líder saharaui Aminatu Haidar durante a sua greve de fome no aeroporto de Lanzarote. O terceiro, tendo atribuído os direitos autorais de seu então último romance às vítimas do terremoto no Haiti.

Ao reler seu romance Caim, as palavras de Epicuro me vieram à mente: “A palavra do filósofo é vã se ele não é capaz de aliviar o sofrimento humano.” Também a afirmação do teólogo alemão Dietrich Bonhoeffer, mártir do nazismo, que pagou com a vida sua luta contra Hitler: “Não estamos aqui apenas para enfaixar as feridas das vítimas sob as rodas da injustiça, estamos aqui para bloquear a própria roda com a alavanca de uma Justiça.

No caso de Saramago, suas palavras e seus textos não foram em vão. Estavam cheios de solidariedade e compromisso com os povos mais vulneráveis ​​e oprimidos, como os palestinos, os saharauis e os haitianos. Por isso ouso aplicar o nome de uma parábola evangélica, talvez a mais bela e de maior conteúdo ético compassivo, o “Bom Samaritano“, livre de qualquer conotação religiosa.

Esta parábola é, sem dúvida, uma das críticas mais severas contra a religião oficial, legal e insensível ao sofrimento humano; uma das denúncias mais radicais contra a casta sacerdotal e clerical, viciada no culto e alheia ao grito das vítimas, e uma das mais belas canções à ética da solidariedade, da compaixão, da proximidade, da alteridade, da fraternidade-irmandade. Uma ética secular, em suma, não mediada por qualquer motivação religiosa.

O padre e o clérigo, oficiais de Deus, passam, pior ainda, fazem um desvio para não socorrer o gravemente ferido. O samaritano, que estava fora da religião oficial e era considerado herege pelos judeus, aparece, aos olhos de Jesus e do próprio jurista, como um exemplo a imitar por ter tido um coração misericordioso. Por seu comportamento humanitário, o herege torna-se sacramento do próximo; Por sua atitude impiedosa, o sacerdote e o levita tornam-se antissacramento de Deus: é a religião ao contrário ou, se preferir, a verdadeira religião, aquela que consiste em defender os direitos das vítimas, trilhando o caminho da justiça e seguir a direção da compaixão. É assim que os profetas de Israel, os fundadores e reformadores das religiões, entendiam a religião.

Quer a leitura de Saramago da Bíblia judaica seja compartilhada ou não, acho que temos que concordar com ele que “a história dos homens é a história de seus desacordos com Deus, nem ele nos entende, nem nós o entendemos“. Excelente aula de contrateologia!

Seja qual for a responsabilidade de Caim ou de Deus na morte de Abel, permanece a questão que permanece tão viva hoje como então ou mais, e que apela à responsabilidade da humanidade na atual desordem mundial, nas guerras e fomes que assolam nosso planeta: “Onde está o seu irmão?” (Gênesis 4,9). E a resposta não pode ser um evasivo “Não sei. Será que sou o guardião do meu irmão?”, mas, seguindo a Bíblia cristã, a parábola evangélica do Bom Samaritano, que mostra compaixão por uma pessoa gravemente ferida, que é religiosamente seu adversário. Excelente lição de ética solidária!

 Fonte: IHU 30/6/2022

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Rússia/EUA/Ucrânia:o que está em jogo:Jeffrey Sachs

 Publicamos esta entrevista de Jeffrey Sachs,famoso economista, especialista em desigualdade social a nível mundial e como poucos articula a economia com a ecologia. Ele criticamente esclarece a posições dos EUA e também da Rússia no contexto do conflito na Ucrânia. O que se esconde atrás dessa terrível tragédia que está destruindo todo um país como a Ucrânia? É importante conhecermos os dois lados para não sermos dependentes só das leituras feitas entre nós, quase sempre, da versão norte-americana e europeia. L.Boff

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Jefrey Sachs é diretor do Instituto da Terra da Universidade de Columbia, nomeado em 2021 pelo Papa Francisco para a Pontifícia Academia de Ciências Sociais, responde com esta entrevista à matéria de 23 de abril em que o Corriere se pergunta se os erros do Ocidente nas relações com a Rússia pós-soviética, que experimentou uma dramática crise econômica na década de 1990, contribuíram para pavimentar o caminho para o nacionalismo revanchista de Vladimir Putin. Sachs foi conselheiro econômico do Kremlin entre 1990 e 1993.

A entrevista é de Federico Fubini, publicada por Corriere della Sera, 01-05-2022 e no Brasil pela IHU de 03/05/2022. 

Eis a entrevista.

A imposição de sanções cada vez mais duras à Rússia é a linha correta?

Ao lado das sanções, precisamos de uma via diplomática. É possível negociar a paz com base na independência da Ucrânia e excluindo que faça adesão à OTAN. O grande erro dos estadunidenses é acreditar que a OTAN derrotará a Rússia: típica arrogância e miopia estadunidense. É difícil entender o que significa ‘derrotar a Rússia’, já que Vladimir Putin controla milhares de ogivas nucleares. Os políticos estadunidenses têm um desejo de morte? Conheço bem o meu país. Os líderes estão prontos para lutar até o último ucraniano. Seria muito melhor acertar a paz do que destruir a Ucrânia em nome da ‘derrota’ de Putin.

Mas Putin não quer paz. Ele mostrou que não está interessado em negociar e segue com uma guerra total contra a Ucrânia, sem fazer distinção entre militares e civis. Como você acredita que as negociações funcionam em tal situação?

Minha hipótese é que os Estados Unidos sejam mais relutantes do que a Rússia para uma paz negociada. A Rússia quer uma Ucrânia neutra e o acesso aos seus mercados e recursos. Alguns desses objetivos são inaceitáveis, mas ainda assim são claros em vista de uma negociação. Os Estados Unidos e a Ucrânia, por outro lado, nunca declararam seus termos para negociar. Os Estados Unidos querem uma Ucrânia no campo euro-estadunidense, em termos militares, políticos e econômicos. Aqui reside a principal razão para esta guerra. Os Estados Unidos nunca mostraram um sinal de compromisso, nem antes do início da guerra, nem depois.

Você pode fornecer elementos concretos do que está dizendo?

Quando Zelensky lançou a ideia de neutralidade, o governo dos EUA manteve um silêncio de tumba. Ora, eles estão convencendo os ucranianos de que podem realmente derrotar Putin. Mas, justamente, até a simples ideia de derrotar um país com tantas armas nucleares é uma loucura. Todos os dias eu vasculho a mídia para encontrar pelo menos um caso de um representante dos EUA que aprove o objetivo de negociar um acordo. Eu não vi uma única declaração sobre isso.

 Os EUA e a Europa devem discutir com Putin para alcançar a paz ou deveriam esperar o fim de seu regime, porque ele é um criminoso de guerra?

Discutir, certamente. Se querem julgar Putin por crimes de guerra, então devem acrescentar à lista de réus George W. Bush e Richard Cheney pelo Iraque, Barack Obama pela Síria e Líbia, Joe Biden por confiscar as reservas cambiais de Cabul, alimentando assim a fome no Afeganistão. E a lista não termina aí. Não pretendo exonerar Putin. Quero enfatizar que a paz deve ser feita, admitindo que estamos em meio a uma guerra por procuração entre duas potências expansionistas: Rússia e Estados Unidos. Não à toa, fora dos Estados Unidos e da Europa, poucos países estão alinhados com o Ocidente quanto a isso. Apenas os aliados dos Estados Unidos, como Japão e Coréia do Sul. Os outros veem a dinâmica das grandes potências em ação.

 A Rússia, porém, aqui é a agressora, e nem sofreu provocações. Não concorda?

 A Rússia começou esta guerra, é claro, mas em grande parte porque viu os Estados Unidos entrarem irreversivelmente na Ucrânia. Em 2021, quando Putin pedia aos Estados Unidos que negociassem o alargamento da OTAN para a Ucrânia, Biden dobrou a aposta diplomática e militar. Não só se recusou a discutir o alargamento da OTAN com Moscou, como garantiu que o compromisso da OTAN a este respeito fosse renovado na cúpula de 2021 e, em seguida, assinou dois acordos com a Ucrânia sobre o tema. Os Estados Unidos também continuaram os exercícios militares e o envio de armas em grande escala. Além disso, é interessante ver como os Estados Unidos e a Austrália estão se arrancando os cabelos por um pacto de segurança entre a China e as pequenas Ilhas Salomão, a 3.000 quilômetros da Austrália. Este acordo é visto como uma terrível ameaça à segurança pelo Ocidente. Como então a Rússia deve se sentir sobre o alargamento da OTAN à Ucrânia?

Então o que você sugere?

Para salvar a Ucrânia, devemos acabar com a guerra e, para acabar com a guerra, precisamos de um compromisso no qual a Rússia se retira e a OTAN não se alarga. Não é difícil, mas os Estados Unidos nem sequer mencionam a ideia, porque são contra. Os Estados Unidos querem que a Ucrânia lute para proteger as prerrogativas da OTAN. Isso já é um desastre, mas, sem uma solução razoável e racional, riscos muito maiores nos aguardam.

O argumento do alargamento da OTAN pode não ser convincente, professor. Antes da guerra, a Ucrânia nem sequer tinha um Plano de Ação para a filiação (um “roteiro”) para a adesão. E o chanceler alemão Olaf Scholz declarou ao Kremlin, na frente de Putin, que a Ucrânia não teria entrado na OTAN “enquanto nós dois estivermos no cargo” (ou seja, pelo menos até 2036). Não parece motivo suficiente para invadir…

Dizer que a Ucrânia não vai entrar parece um expediente estadunidense. Na realidade, os Estados Unidos já estavam trabalhando arduamente para alcançar a interoperabilidade militar da Ucrânia com a OTAN, de modo que, em algum momento, o alargamento se tornaria substancialmente um fato consumado. Como o próprio ministro das Relações Exteriores da Rússia, Sergei Lavrov, disse recentemente, o Ministério da Defesa da Ucrânia já estava repleto de conselheiros da Aliança Atlântica. A ideia de que o alargamento não teria ocorrido é mais uma operação de relações públicas do que uma verdade. É o caminho escolhido pelos Estados Unidos, como mostra em toda política de hoje. O ponto fundamental é que os Estados Unidos se recusam a discutir a questão. Isso já é uma pista.

As sanções devem ser indefinidas ou devem estar vinculadas a resultados tangíveis: talvez prevendo que algumas sejam retiradas se a Rússia aceitar um cessar-fogo ou se retirar da Ucrânia?

As sanções deveriam ser revogadas como parte de um acordo de paz. A guerra na Ucrânia é terrível, cruel e ilegal, mas não é a primeira guerra do tipo. Os Estados Unidos também se envolveram em inúmeras aventuras irresponsáveis: Vietnã, Laos, Camboja, Afeganistão, Irã (golpe e ditadura de 1953), Chile, Iraque, Síria, Líbia, Iêmen. Isso apenas para citar alguns, porque haveria muitos mais. No entanto, os Estados Unidos não foram permanentemente banidos da comunidade das nações. A Rússia também não deveria ser. Em vez disso, os Estados Unidos falam em isolar a Rússia permanentemente. Novamente, é a típica arrogância estadunidense.

 O que você acha das sanções sobre o petróleo e o gás russo em discussão na Europa, para paralisar financeiramente a máquina militar de Putin?

 A União Europeia deveria agir de forma muito mais decisiva para favorecer um acordo de paz. Um embargo total ao petróleo e ao gás provavelmente lançaria a Europa numa recessão. Eu não recomendo. Não mudaria o resultado da guerra de forma decisiva e não teria muita influência em um acordo de paz, mas prejudicaria seriamente a Europa.

 Você está preocupado que a inflação possa alimentar o populismo no Ocidente, já que os eleitores culpam as sanções e não a guerra desencadeada por Putin?

Sim, a guerra e as sanções já estão criando dificuldades políticas em muitos países e um aumento acentuado da fome nos países mais pobres, especialmente na África, que dependem maciçamente de cereais importados. Biden também pagará um preço político pelo aumento do custo de vida nas eleições de novembro. Observe que esses choques do lado da oferta estão ocorrendo após um longo período de expansão monetária, portanto, há amplo espaço para a inflação. Espera-nos um período difícil no plano macroeconômico.

Até que ponto os fracassos das reformas durante a era Boris Yeltsin abriram caminho para a ditadura de Putin? Foi um fracasso semelhante ao descrito por John Maynard Keynes em 1919 para a Alemanha?

Fui conselheiro econômico de Mikhail Gorbachev em 1991 e de Yeltsin em 1992-3. Meu principal objetivo era ajudar a União Soviética, depois a Rússia como país independente depois de dezembro de 1991, a superar uma grave crise financeira, de modo a garantir a estabilidade social e melhorar as perspectivas de paz e reforma a longo prazo. Não esqueçamos que a economia soviética havia desmoronado e entrado em uma violenta espiral negativa no final dos anos 1980.Naqueles anos, muitas vezes me referia a “As Consequências Econômicas da Paz“, o grande livro de John Maynard Keynes de 1919. Aquele texto foi provavelmente o mais importante para minha carreira, porque destaca um ponto essencial: para pôr fim a uma crise financeira intensa e desestabilizadora em um país, o resto do mundo deve intervir antes que a situação saia do controle. Isso foi verdade após a Primeira Guerra Mundial: em vez de impor o pagamento de duras reparações ao povo alemão, a Europa e os Estados Unidos deveriam ter se empenhado a cooperar para a recuperação de toda a Europa, o que teria contribuído a prevenir a ascensão do nazismo.

 Você quer dizer que a forma como o Ocidente tratou da Rússia no início dos anos 1990 contribuiu para torná-la uma espécie de República de Weimar 2.0?

Quando propus uma assistência financeira internacional para a Polônia em 1989 – com um empréstimo de emergência, um fundo de estabilização da moeda e a redução da dívida – meus argumentos foram bem recebidos pela Casa Branca e pelos países europeus. Quando fiz as mesmas propostas para a União Soviética sob Gorbachev em 1991, e para a Rússia sob Yeltsin em 1992-3, a Casa Branca as rejeitou. O problema era geopolítico.

Os Estados Unidos viam a Polônia como uma aliada, enquanto erroneamente viam a União Soviética e a recém-independente Rússia como um inimigo. Foi um erro enorme. Quando se trata mal outro país ou é humilhado, cria-se uma realidade que se autorrealiza: aquele país se tornará realmente um inimigo. Obviamente, não há simples determinismo na história, e certamente não num período de trinta anos. O Tratado de Versalhes de 1919, com sua dureza, não causou sozinho a ascensão de Hitler em 1933. Hitler ou alguém como ele nunca teria chegado ao poder se não fosse pela Grande Depressão de 1929 e, mesmo então, sem os terríveis erros de cálculo de Hindenburg e von Papen em janeiro de 1933.

Da mesma forma, os erros financeiros dos Estados Unidos e da Europa em relação a Gorbachev e Yeltsin certamente não ditaram os eventos trinta anos depois. Até mesmo sugerir isso é absurdo. Mas a difícil situação financeira da União Soviética e da Rússia no início da década de 1990 deixou um sabor amargo. Contribuiu para a queda dos reformadores, para a propagação da corrupção e, finalmente, para a ascensão de Putin ao poder. Mas mesmo assim poderia ter se recuperado. No entanto, Putin poderia ter tido uma abordagem de colaboração com a Europa. Um grande problema foi criado pela arrogância dos Estados Unidos, que lançaram o alargamento da OTAN para o leste depois de prometer em 1990 que não o fariam.

Depois também pela ideia absolutamente perigosa e provocativa de George W. Bush de prometer que a OTAN se estenderia à Geórgia e à Ucrânia. Essa promessa, de 2008, deteriorou dramaticamente as relações EUA-Rússia. O apoio estadunidense à deposição do presidente pró-Rússia da Ucrânia Viktor Yanukovych em 2014 e o subsequente rearmamento em larga escala da Ucrânia pelos Estados Unidos também pioraram dramaticamente as relações entre a Rússia e os Estados Unidos.

 Você foi consultor do Kremlin em 1992-93, por meio de seu papel no Instituto de Desenvolvimento Internacional de Harvard. Durante a década de 1990, o “big bang” da liberalização do mercado prevaleceu sobre a construção das instituições e das estruturas da democracia. Foi um erro?

Essas reclamações são conversas acadêmicas, não têm nada a ver com o mundo real. Meu papel em 1990-1992 foi ajudar a Polônia, Estônia, Eslovênia e outros países a evitar uma catástrofe financeira. Esse também era meu objetivo para a União Soviética e a Rússia. Recomendei medidas que provaram ser um sucesso em muitos países: estabilização da moeda, suspensão dos vencimentos da dívida, diminuição do ônus da dívida a longo prazo, empréstimos de emergência, medidas de apoio social também de emergência.

Os Estados Unidos aceitaram esses argumentos para países como a Polônia, mas os rejeitaram em favor de Gorbachev e Yeltsin. A política e a geopolítica, não a boa política econômica, dominavam a Casa Branca. A construção de instituições e as reformas democráticas levariam anos, aliás, décadas. A Rússia nunca havia tido uma verdadeira democracia em um milênio de história. A sociedade civil havia sido destruída por Stalin. Mas, nesse meio tempo, havia uma forte crise financeira acontecendo. As pessoas precisavam comer, viver, sobreviver, ter abrigo sobre suas cabeças, ter assistência médica, enquanto as mudanças de longo prazo seriam introduzidas gradualmente. É por isso que recomendei por muitos anos um apoio financeiro em grande escala à Rússia. E é por isso que continuei citando a lição de Keynes.

 Mas, em retrospectiva, a abordagem da reforma deveria ter sido menos focada na “terapia de choque”?

Mais uma vez, meu papel era lidar com a crise financeira. Eu sabia bem – da Polônia, Tchecoslováquia e outros lugares – que muitas reformas levariam muito tempo. Meu objetivo era prevenir a hiperinflação e um colapso financeiro. Eu nunca falei a favor de uma privatização rápida, por exemplo. Eu sabia que aquelas políticas requerem anos, até décadas para serem concluídas.

É verdade que a Polônia e outros países da Europa Central e Oriental tiveram muito mais sucesso ao aplicar as mesmas receitas que a Rússia. Mas a Polônia recebeu ajuda dos Estados Unidos para estabilização da moeda, depois um fortalecimento institucional e a contribuição da legislação da UE, você não acha?

Claro, esse é o ponto. A capacidade de fazer reformas depende do contexto internacional. Tudo teria sido muito mais difícil na Rússia do que na Europa Centro-Oriental por inúmeras razões de história, política, geografia econômica, custos de transporte, existência da sociedade civil, geopolítica. A dissolução da União Soviética, como a da Iugoslávia, também complicou dramaticamente a situação, acrescentando instabilidade e recessão. No entanto, por todas essas razões, o Ocidente deveria ter estado muito mais pronto para ajudar a Rússia financeiramente, em vez de declarar ‘vitória’ e ignorar a dureza das condições na Rússia.

O problema foi a “terapia de choque” em si ou a recusa da Alemanha em perdoar a dívida externa da Rússia e dos Estados Unidos em fornecer ajuda como para a Polônia? A “terapia de choque” com pouco apoio financeiro externo foi o mix errado?

A chamada ‘terapia de choque’ significava acabar com os controles sobre os preços no início de 1992, como a Polônia havia feito em 1990. A razão era que, com o colapso da economia controlada centralmente, com uma maciça instabilidade financeira e controles sobre os preços, todas as transações aconteciam basicamente no mercado negro. Nem mesmo os gêneros alimentares chegavam às cidades. A desregulamentação dos preços deveria ter sido combinada com apoio financeiro em larga escala dos Estados Unidos e Europa e medidas de política social, como na Polônia. E isso é precisamente o que eu aconselhei, todos os dias. Mas os Estados Unidos e a Europa não ouviram. Foi um fracasso vergonhoso e terrível dos governos ocidentais. Se a estabilização tivesse sido ativamente apoiada pelo Ocidente, teria lançado as bases para os estágios subsequentes de reforma, que por sua vez levariam a outras reformas ao longo de anos e décadas.

Andrei Shleifer, então no Instituto de Desenvolvimento Internacional de Harvard com você, estava encarregado de aconselhar a Rússia sobre o big bang das privatizações. Que relação você tinha com ele?

Meu papel para Gorbachev e Yeltsin era o de consultor macrofinanceiro. Eu dava conselhos sobre como estabilizar uma economia instável. Não era consultor sobre as privatizações. Shleifer, sim. No que me diz respeito, não defendi a privatização com o modelo de vouchers do início da década de 1990 (que criou os primeiros oligarcas, ndr) e não dei conselhos sobre os abusos como ‘empréstimos por ações’ (um esquema concebido em 1995 que permitiu que os oligarcas financiassem a reeleição de Yeltsin em troca de grandes ações em empresas de propriedade estatal a preços reduzidos).

Aconselhei Gorbachev em 1991 e depois Yeltsin em 1992 e 1993 em questões financeiras. Após o primeiro ano de tentativas de ajudar a Rússia, eu renunciei, dizendo que não podia ajudar porque os EUA não concordavam com o que eu estava recomendando. Minha permanência teria sido de apenas um ano, o 1992. Em seguida, foi nomeado um novo ministro das Finanças, Boris Fyodorov. Uma pessoa maravilhosa que morreu jovem. Ele me pediu para continuar como conselheiro para ajudá-lo. Aceitei, relutantemente, e fiquei mais um ano, apenas para renunciar no final de 1993. Foi um período curto e frustrante, porque fiquei profundamente frustrado com a negligência e incompetência tanto da Casa Branca de Bush pai em 1991-1992, como da Casa Branca de Clinton em 1993.Quando soube que Shleifer estava fazendo investimentos pessoais na Rússia, despedi-o do Instituto de Desenvolvimento Internacional de Harvard. Naturalmente, eu não tinha nada a ver com suas atividades de investimento ou seus conselhos sobre as privatizações russas. Tampouco recebi um único copeque pelo meu trabalho, nem um único dólar. Minhas consultorias para os governos, desde o início há 37 anos na Bolívia, nunca previram uma compensação além do meu salário acadêmico. Não aconselho os governos para obter ganhos pessoais

Ocho cosas que hay que saber sobre el calientamento global y la cumbre de Glasgow

                                             Marc Vandepitte

Publicamos este texto que considero da maior importância. A meu ver é o melhor apanhado geral do problema ameaçador do aquecimento global e suas consequências dramáticas sobre o nosso futuro. Oferece os dados sem dramatizá-los. Nem precisa. Os fatos falam por si. É o que tenho escrito já há muito tempo: temos que mudar de paradigma, da conquista e dominação para o cuidado e a responsabilidade coletiva. Na linguagem do Papa Francisco na Fratelli tutti (2020): urge passar do dominus (senhor e dono) dos modernos para o frater (irmão e irmã) dos contemporâneos. Se não fizermos esta travessia não haverá uma arca de Noé, “ou nos salvamos todos”, adverte o Papa, “ou ninguém se salva”. Este texto mostra a relutância dos chefes de Estado para chegar a um consenso, sempre pressionados pelas grandes corporações que não almejam nenhuma mudança para não perder seus lucros e sus fortunas. O texto ressalta a urgência de uma governabilidade global para enfrentar um problema global. Não bastam compromissos voluntários, necessita-se de uma regulação obrigatória, coisa que os grandes grupos financeiros não querem de modo nenhum. Assim sendo, provavelmente, vamos ao encontro de uma inominável catástrofe ecológico social. Bem disse o Papa num pronunciamento enviado à COP26:”Que não tenhamos que enfrentar o juizo de Deus por não termos sido fiéis administradores do mundo que nos foi confiado”. Nutro a esperança esperante (Sartre) de que ainda poderemos nos salvar a nós, a nossa civilização, a natureza incluida. No grande aperto, na tribulação da desolação, poderemos dar um salto no nivel de nossa consciência coletiva e de nossos comportamentos e assim criar as condições de nossa sobrevivência nesse belo e esplendoroso planeta.Que assim o queiram todos e o queira Deus?Lboff

1. ¿Cuáles son las principales causas del calentamiento global?

El calentamiento es una consecuencia de la cantidad de dióxido de carbono, o CO2, que entra en nuestra atmósfera. Desde la revolución industrial, el nivel de CO2 es el más alto de los últimos 4 millones de años.

 Hay tres razones principales que explican este alto nivel. La más importante es la quema de combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas. Los quemamos para generar la enorme cantidad de energía en la que se basa toda nuestra civilización industrial y moderna. Prácticamente toda nuestra prosperidad y tecnología se basa en la energía procedente de los combustibles fósiles. Esto libera miles de toneladas de CO2 a la atmósfera cada año.

 Una segunda causa es la deforestación, porque mientras los árboles crecen, sacan el dióxido de carbono de la atmósfera. Por tanto, la tala de bosques para la madera, la agricultura o la industria aumenta las emisiones de carbono. Desde 2010, la selva amazónica emite más CO2 del que almacena.

 Una tercera causa son las emisiones de metano. El metano es un potente gas de efecto invernadero que tiene hasta 80 veces más efecto de calentamiento que el CO2 a corto plazo. La ganadería, la extracción de combustibles fósiles y los vertederos son los principales responsables de las emisiones de metano. Desde que comenzaron las mediciones en 1983, el nivel de metano en la atmósfera ha aumentado más rápido que nunca. Esto también es un hecho preocupante para el planeta.

 2. ¿Quiénes son los mayores emisores?

El dióxido de carbono permanece en la atmósfera durante siglos. El efecto es acumulativo. Las emisiones se distribuyen de forma muy desigual, tanto hoy como en el pasado.

Apenas 90 grandes empresas son responsables históricamente de casi dos tercios de las emisiones de gases de efecto invernadero de los últimos 200 años. Se trata casi exclusivamente de empresas de los países del Norte.

Si nos fijamos en los propios países, los países ricos e industrializados representan en conjunto el 64% de las emisiones acumuladas de dióxido de carbono. Por otro lado, los 54 países africanos sólo representan el 4% de las emisiones mundiales de carbono, pero hoy en día son responsables de cerca del 80% del impacto del cambio climático.

Pero también hay una gran diferencia dentro de los propios países. Tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido, el 10% más rico causa al menos cinco veces más emisiones que el 50% más pobre. El 10% más rico del planeta emite hasta 175 veces más que el 10% más pobre.

En términos absolutos, China es hoy el mayor emisor de CO2. Pero si se mira la cifra por habitante, el país sólo ocupa el puesto 42, precedido por muchos países europeos. Son principalmente los Estados del Golfo y países como Canadá, Estados Unidos y Australia los grandes culpables.

E incluso esas cifras dan una imagen distorsionada. La mayoría de los países altamente industrializados consumen más emisiones de las que producen. En países como China, es justo al revés. Las exportaciones chinas representan alrededor del 5% de las emisiones mundiales de combustibles fósiles. Dos tercios de estas exportaciones de emisiones van a los países de la OCDE (el club de los 38 países ricos).

3. ¿Cuáles son los principales impactos?

Hace dos siglos, la temperatura media empezó a aumentar de forma constante. Pero desde la Segunda Guerra Mundial el aumento ha sido exponencial. Esto provoca una serie de efectos nocivos.

Condiciones meteorológicas extremas

En primer lugar, las condiciones meteorológicas extremas. Las olas de calor y las sequías extremas serán de 4 a 9 veces más frecuentes que en el pasado. Si nos acercamos a los 3°C, casi toda América del Norte y Europa tendrán un mayor riesgo de incendios forestales. Los ríos de Francia, y por tanto del resto de Europa, podrían perder hasta un 40% de su caudal y volverse en gran medida innavegables.

Las lluvias extremas, que causaron inundaciones mortales en Alemania y Bélgica el pasado verano, serán hasta nueve veces más frecuentes. El número de fenómenos meteorológicos excepcionales que provocan inundaciones, como tormentas y tsunamis, podría multiplicarse por diez.

Una media de cinco millones de personas mueren ya cada año como consecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos. Sólo las condiciones meteorológicas extremas han sumado una media de 25,3 millones de desplazados anuales desde 2008. En 2060, unos 1.400 millones de personas podrían ser refugiados climáticos.

Deshielo y aumento del nivel del mar

Una segunda consecuencia importante del calentamiento del clima es el deshielo. El Polo Norte, el Polo Sur y Groenlandia contienen cantidades gigantescas de hielo, que ahora se está derritiendo lentamente. El Ártico se está calentando casi tres veces más rápido que la Tierra en su conjunto. Groenlandia ha perdido más hielo en la última década que en el último siglo.

Esto, a su vez, está causando varios efectos. El hielo deja paso a aguas más oscuras, que absorben más calor solar que el hielo, calentando aún más el planeta. Además, el permafrost (zona cuyo subsuelo nunca se descongela del todo) del Ártico contiene suficiente metano como para calentar el planeta 20ºC. Ya se está liberando en grandes cantidades en el norte de Rusia. Puede que no todo ese metano se libere a corto plazo, pero al menos deberíamos evitarlo a largo plazo.

Un último efecto, pero no menos importante, es la subida del nivel del mar. Los científicos estiman que, en el mejor de los casos, el nivel del mar subirá entre 1 y 2 metros para el año 2100. Pero ese aumento continuará durante milenios y podría producir océanos hasta 6 metros más altos que los actuales. Megaciudades como Londres, Yakarta, Nueva York y Shanghai no pueden sobrevivir a una subida del nivel del mar de este tipo.  En 2100, una quinta parte de la población mundial podría verse desplazada por la subida del nivel del mar.

No sólo se está derritiendo el hielo marino. Los glaciares también se ven afectados. Son los depósitos del 95% del agua dulce del planeta. En la actualidad, el 2% de su masa se derrite cada año. Se prevé que más de la mitad de los grandes glaciares del mundo habrán desaparecido a finales de este siglo.

Puntos de inflexión y efectos de autorrefuerzo

Hasta ahora, el calentamiento del planeta ha sido bastante predecible y a un ritmo bastante uniforme. Pero esto puede cambiar una vez superados ciertos umbrales o por efectos de autorrefuerzo.

Un ejemplo de este efecto de autorrefuerzo: la quema de combustibles fósiles provoca temperaturas más cálidas y largos periodos sin lluvia. Esto conduce a más incendios, liberando más carbono a la atmósfera, lo que a su vez conduce a condiciones aún más calientes y secas, y a más incendios.  

Los científicos ya han señalado varios de estos efectos de autorrefuerzo. Señalan que el calentamiento global es algo muy complejo y que los cambios graduales en el clima pueden provocar repentinamente consecuencias drásticas cuando se supera un determinado umbral. Estos umbrales no están necesariamente predeterminados y un punto de inflexión climático puede provocar la caída de otro, al igual que las fichas de dominó.

4. ¿Cuál es la diferencia entre 1,5°C y 2°C?

La cumbre del clima de París apuntaba principalmente a un calentamiento de 2°C,  ahora el consenso se dirige cada vez más hacia los 1,5°C. La diferencia no parece grande, pero las consecuencias sí lo son.

Los riesgos del cambio climático y su irreversibilidad aumentan rápidamente entre 1,5°C y 2°C de calentamiento. Eso es lo que muestran los modelos científicos. En los últimos años ya hemos visto -también en nuestro propio país- las consecuencias de un mundo entre 1,1 y 1,2°C más cálido. No son muy tranquilizadores.

Con un aumento de la temperatura de más de 1,5 °C, es probable que el Ártico pierda su hielo de verano, con consecuencias nefastas para el resto del clima (véase más arriba). La capa de hielo de Groenlandia también podría entrar en un estado de declive irreversible.

Un aumento de más de 1,5°C podría alterar irremediablemente la corriente del Golfo, con consecuencias desastrosas para la agricultura y la biodiversidad. Con 2°C, las islas pequeñas y las zonas costeras bajas de todo el mundo se inundarían.

“Con 1,5°C, 700 millones de personas estarían en riesgo de sufrir olas de calor extremas. A 2°C, habría 2.000 millones. Con 1,5°C, el 70% de los arrecifes de coral del mundo morirán. A 2°C han desaparecido todos.” Dice Alok Sharma, presidente de la cumbre climática de Glasgow.

Podemos considerar que 1,5°C es uno de esos umbrales del calentamiento global anteriormente mencionados. El último informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) afirma que cada fracción de grado cuenta. Cada décima de grado centígrado de calentamiento que podamos evitar hará que el planeta sea mucho más habitable para las generaciones futuras.

 5. ¿Es demasiado tarde para detener el calentamiento global?

Después de cada informe del IPCC se escucha que casi no queda tiempo para evitar una crisis climática. En agosto, el Secretario General de la ONU, António Guterres, calificó el último informe del IPCC de “código rojo para la humanidad”.”.

Todavía no es demasiado tarde, pero el tiempo que queda es muy corto. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), hay un 40% de posibilidades de que dentro de cinco años tengamos ya una media anual superior a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales.

Para tener una oportunidad de limitar el calentamiento global a 1,5ºC, tenemos “ocho años para reducir casi a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero”, según Inger Andersen, Directora Ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma). “Ocho años para elaborar planes, adoptar políticas, aplicarlas y, en definitiva, reducir las emisiones. El tiempo corre.”

No en vano, los científicos y los políticos llaman a la década de 2020 la década crucial para el clima.

En otras palabras, hay que poner toda la carne en el asador y acelerar los esfuerzos actuales. Para mantenerse por debajo de 1,5 °C, el carbón, por ejemplo, tendrá que ser eliminado cinco veces más rápido que en la actualidad. La reforestación tiene que producirse tres veces más rápido, la financiación del clima tiene que crecer 13 veces más rápido y la intensidad energética de los edificios tiene que disminuir casi tres veces más rápido que ahora. En los países prósperos, el consumo de carne de vacuno debe disminuir una vez y media más rápido que ahora. Y así sucesivamente.

No es una cuestión de falta de recursos o de tecnología para evitar una crisis climática. Según el Papa, “la humanidad nunca ha tenido tantos medios a su disposición para lograr este objetivo”. Es más bien una cuestión de voluntad política y mucho valor. Greta Thunberg lo expresa con fuerza: “Para que la Cop26 de Glasgow sea un éxito, hace falta mucho. Pero sobre todo hace falta honestidad, solidaridad y coraje”.

6. ¿Qué hay que hacer para evitar una crisis climática?

Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), sabemos exactamente qué hacer. El reto nunca se ha visto, ya que se ha hecho necesaria nada menos que una revolución de nuestro sistema energético. Sin embargo, según la AIE, esta revolución es técnicamente factible y asequible (véase más abajo).

Hay que tener en cuenta que entre 1850 y 2000, el consumo de energía de la humanidad se multiplicó por 15. En los próximos 30 años, el 90% o más de la energía mundial producida actualmente a partir de combustibles fósiles tendrá que ser suministrada por fuentes alternativas. Se trata, sin duda, de una tarea gigantesca.

Según la AIE, la electrificación basada en fuentes de energía renovables es el núcleo del nuevo sistema energético. Para el transporte y ciertas aplicaciones industriales, también se necesitan otras fuentes de energía, como el hidrógeno, la bioenergía o las centrales eléctricas de combustibles fósiles que entierran sus residuos en lugar de emitirlos. La energía nuclear también es recomendada por algunos, pero no es recomendable. 

La eliminación del carbón es urgente y esencial. Las emisiones de metano deben reducirse sustancialmente a corto plazo. Esto significa, entre otras cosas, que la agricultura y el consumo de alimentos necesitan un serio reajuste. La revolución energética también implica que la gran mayoría de las reservas de combustibles fósiles deben permanecer bajo tierra.  Este será uno de los retos más difíciles, pero es crucial. Además de la revolución energética, la reforestación también será importante para frenar el calentamiento del clima.

La revolución energética tendrá que ser global. Lo que ocurra en los países en desarrollo será decisivo. Allí es donde la población crece más rápidamente y donde la demanda de energía es mayor. Esto significa que los países ricos deben poner a disposición recursos financieros y conocimientos tecnológicos para que estos países también puedan dar el salto a una economía sostenible.

7. ¿Es asequible y quién debe pagar?

Para lograr las emisiones cero, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) calcula que se necesitarán 4 billones de dólares anuales de aquí a 2030, frente al billón actual. Estas elevadas inversiones se verán compensadas en parte por unos costes de explotación más bajos y, en algunos casos, pueden incluso generar importantes beneficios netos.

Aparte de la miseria humana, el coste de la inacción es asombroso: se calcula que habrá 600 billones de dólares a finales de siglo. En otras palabras, las pérdidas debidas a la degradación del clima superan con creces las inversiones necesarias para evitarlas.

En la ceremonia de apertura de la cumbre sobre el clima, el Primer Ministro de Barbados señaló que los bancos centrales han inyectado 25 billones de dólares en los mercados financieros desde la crisis financiera, incluido 9 billones en los últimos 18 meses para luchar contra el Covid-19. Se pregunta por qué no se puede repetir eso para combatir el calentamiento global.

“Si hubiéramos utilizado esos 25 billones de dólares para comprar bonos para financiar la transición energética, para la transición de la forma en que comemos o cómo nos movemos en el transporte, ahora estaríamos alcanzando ese límite de 1,5°C que es tan vital para nosotros.”

Pero ni siquiera hay que buscar tan lejos. En la actualidad, se gastan 5 billones de dólares anuales en subvenciones a los combustibles fósiles. Si dirigimos ese dinero hacia la tan necesaria transición energética, el trabajo estará hecho.

Una cuestión importante es quién debe pagar la factura. El movimiento de los chalecos amarillos ha dejado claro que un plan climático sólo puede tener éxito si se hace de forma equitativa. Hay que proteger a los vulnerables y los más responsables deben soportar la mayor parte de la carga.  Para Thomas Piketty, “no hay otra solución al problema climático que una reducción muy fuerte de la desigualdad”.

Según Al Gore, ex vicepresidente de EE.UU., la crisis climática y la desigualdad en la sociedad deben abordarse conjuntamente y se puede apuntar a los ricos: “Para cerrar la brecha de emisiones para 2030, los gobiernos deben centrar sus acciones en los contaminadores más ricos. (…) Esto incluye medidas para frenar el consumo de carbono de lujo, como los megayates, los jets privados y los viajes espaciales, así como las inversiones intensivas en clima, como la propiedad de acciones en la industria de los combustibles fósiles”.

A escala mundial, esto significa que los países del Norte tendrán que ayudar a los del Sur. La AIE estima que alrededor del 70% de los 4 billones de dólares anuales de inversión deberían ir a parar a los países emergentes y en desarrollo. La cifra asciende a 2,8 billones de dólares, y está muy lejos de la ayuda anual prometida de 100.000 millones, que aún no se ha alcanzado. Por lo tanto, será necesario un giro completo en este ámbito.

8. ¿Qué importancia tiene la Cumbre de Glasgow?

Las expectativas de una cumbre sobre el clima suelen ser altas. Y con razón, porque está en juego nada menos que el futuro de nuestro planeta. Sin embargo, estas cumbres no suelen dar lugar a los avances esperados.

Esto se debe en parte a que el proceso de toma de decisiones en una cumbre climática de este tipo es muy complejo. Los contrastes entre los distintos actores son a veces muy grandes y, en ausencia de un gobierno mundial, no existe ninguna forma de exigibilidad. Además, muchos gobernantes negocian adentro de las posibilidades que les imponen los grandes grupos de capital de sus países. Por ejemplo, Estados Unidos no firma el pacto del carbón porque Biden necesita el apoyo en el Congreso de un senador patrocinado por la industria del carbón.

Dadas estas circunstancias, es típico de estas cumbres que se hagan grandes promesas retóricas, pero que se carezca de medidas concretas para llevarlas a cabo, por no hablar de su cumplimiento. Desgraciadamente, ni siquiera es raro que se utilice una cumbre sobre el clima para hacer un lavado verde.

Esta cumbre no es una excepción. La promesa de detener la deforestación para 2030 es un buen ejemplo. Esta bonita promesa no es ni obligada ni transparente, y carece de un plan de financiación. Además, mientras tanto, la tala de árboles puede continuar a buen ritmo.

Algo similar puede verse con las promesas de los grandes grupos financieros de invertir el capital necesario en la transición energética. Si los firmantes no presentan planes creíbles y concretos a corto plazo, esto huele más a lavado verde. Según un inversor, los compromisos voluntarios no resuelven el problema. Lo que se necesita es una regulación. Exactamente lo que esos grupos financieros no quieren, por supuesto.

Lo importante en una cumbre de este tipo es que se alcance algún tipo de consenso. Que se eviten divisiones o recriminaciones como las de Copenhague en 2009. Para esta cumbre, es muy importante establecer una hoja de ruta clara que pueda impedir de forma creíble que el mundo supere los 1,5 °C.

La cuestión es entonces cómo garantizar que esa hoja de ruta se haga realidad. La verdadera lucha al respecto no se librará en dicha cumbre. Mientras los gobernantes sigan el camino los grandes grupos de capital, estas cumbres seguirán limitándose a promesas vagas y no vinculantes y nuestro planeta estará condenado.

Depende de nosotros construir un equilibrio de poder diferente y obligar a los líderes del gobierno y a la élite económica a tomar un rumbo diferente. Una actuación que no asegura los beneficios de los grandes grupos de capital sino los del planeta. Un rumbo que evite que la factura la pagaremos nosotros, la gente común.

Los jóvenes lo han entendido bien con sus huelgas climáticas. Es fundamental que los trabajadores busquen también formas de lucha que garanticen la supervivencia de nuestro planeta y lo hagan de forma social.

 Fuente: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2021/11/05/acht-zaken-die-je-moet-…

https://www.alainet.org/es/articulo/214343  fecha 12/11/2021