Grecia e Italia: la Gran Pervesión

Para resolver la crisis económico-financiera de Grecia y de Italia se han formado, por exigencia del Banco Central europeo, gobiernos solo de técnicos sin participación de ningún político. Se partía de la ilusión de que se trata de un problema económico que debe resolverse económicamente. Quien solo entiende de economía, acaba no entendiendo ni siquiera la economía.

La crisis no es de economía mal manejada, sino de ética y de humanidad. Ambas muy relacionadas con la política. Por eso la primera lección de un marxismo básico es entender que la economía no es parte de la matemática y de la estadística sino un capítulo de la política. Gran parte de la obra de Marx está dedicada a desmontar la economía política del capital. Cuando en Inglaterra ocurrió una crisis semejante a la actual y se creó un gobierno de técnicos, Marx hizo duras críticas mofándose con ironía, pues preveía un fracaso total, como efectivamente ocurrió. No se puede usar el veneno que creó la crisis como remedio para curarla.

Para dirigir los respectivos gobiernos de Grecia y de Italia han llamado a gente que pertenece a los altos niveles bancarios. Los bancos y las bolsas han sido los que han provocado la presente crisis que casi hundió todo el sistema económico. Estos señores son como talibanes fundamentalistas: creen de buena fe en los dogmas del mercado libre y en el juego de las bolsas. ¿En que lugar del universo se proclama el ideal de greed is good, la codicia es buena? ¿Cómo hacer de un vicio (y, digámoslo también, de un pecado) una virtud?

Están sentados en Wall Street de Nueva York y en la City de Londres. No son raposas que guardan las gallinas, sino que las devoran. Con sus manipulaciones transfirieron grandes fortunas a unas pocas manos y cuando estalló la crisis fueron auxiliados con miles de millones de dólares sacados de los trabajadores y de los jubilados. Barack Obama se mostró débil, inclinándose más por ellos que por la sociedad civil.

Con los dineros recibidos continuaron la farra, ya que la prometida regulación de los mercados financieros quedó en letra muerta. Millones de personas están en el paro y la precarización, especialmente los jóvenes, que están llenado las plazas, indignados, contra la codicia, la desigualdad social y la crueldad del capital.

¿Es que gente que tiene la cabeza formada por el catecismo del pensamiento único neoliberal va a sacar a Grecia y a Italia del atolladero? Lo que está ocurriendo es el sacrifico de toda una sociedad en el altar de los bancos y del sistema financiero.
Ya que la mayoría de los stablishment no piensan (no lo necesitan) vamos a intentar entender la crisis a la luz de dos pensadores que en el mismo año de 1944, en Estados Unidos, nos dieron una clave iluminadora. El primero fue el filósofo y economista húngaro-canadiense Karl Polanyi con su clásica obra La Gran Transformación. ¿En qué consiste? Consiste en la dictadura de la economía. Después de la Segunda Guerra Mundial que ayudó a superar la Gran Depresión de 1929, el capitalismo dio un golpe maestro: anuló la política, mandó al exilio la ética e impuso la dictadura de la economía. A partir de entonces no ha habido como siempre antes una sociedad con mercado, sino una sociedad de mercado. Lo económico estructura todo y have de todo una mercancía regida por una cruel competencia y una ganancia descarada. Esta transformación desgarró los lazos sociales y profundizó el foso entre ricos y pobres dentro de cada país y a nivel internacional.

El otro es un filósofo de la escuela de Frankfurt, exiliado en Estados Unidos, Max Horkheimer, que escribió El eclipse de la razón (1944). Ahí se dan las razones para La Gran Transformación de Polanyi, que consisten fundamentalmente en esto: la razón ya no se orienta por la búsqueda de la verdad y por el sentido de las cosas, sino que es secuestrada por el proceso productivo y rebajada a mera función instrumental, «transformada en un simple mecanismo tedioso de registrar hechos». Lamenta que «justicia, igualdad, felicidad, tolerancia, juzgadas inherentes a la razón durante siglos, han perdido sus raíces intelectuales».

Cuando la sociedad eclipsa a la razón, se vuelve ciega, pierde el sentido del estar juntos y se ve atascada en el pantano de los intereses individuales o corporativos. Es lo que hemos visto en la crisis actual. Los premios Nobel de economía más humanistas, Paul Krugman y Joseph Stiglitz, han escrito reiteradamente que los players de Wall Street deberían estar en la cárcel por ladrones y bandidos.

Ahora, en Grecia y en Italia la Gran Transformación ha adquirido otro nombre: se llama la Gran Perversión.

Greece and Italy: the Great Perversity

To solve the economic-financial crises of Greece and Italy, by demand of the European Central Bank, governments have been formed that are composed purely of technocrats, without the participation of a single politician. They start from the illusion that it is all about an economic problem, that must be resolved through economics. But those who understand only economics, end up not even understanding economics. The crisis is not from having mishandled economics, but ethics and humanity. Both are closely related to politics. Therefore, the first lesson of basic Marxism is to understand that economics is not just mathematics and statistics, but a chapter of politics. A great part of Marx’s work is devoted to divorcing political economics from capital. When a crisis much like the present occurred in England, and a government of technocrats was created, Marx criticized it harshly, mocking it with irony, because he foresaw total failure, and that is what followed. The poison that created a crisis cannot be used to cure it.

People from the highest levels of finance have been called upon to lead the governments of both Greece and Italy. The banks and stock markets caused the present crisis, that has almost destroyed the whole economic system. These gentlemen are like fundamentalist Talibans: they believe in good faith in the dogma of free markets and the role of the stock markets. Where in the universe is it that greed is good, and that it is good to covet, are proclaimed as the ideal? How can one make a virtue out of a vice (and, let us also say it, from a sin)? They sat in New York’s Wall Street and in the City of London. They are not the foxes that guard the chickens, but those who devour them. With their manipulations they transferred great fortunes to a very few hands, and when the crisis exploded, they were helped out with thousands of millions of dollars taken from the workers and retirees. Barack Obama appeared weak, bowing more to them than to the civil society. They continued the party with the money they received, because the promised regulations of the financial markets became a dead letter. Millions are unemployed and in a precarious state, especially the young, who are filling the streets, indignant, rising against greed, social inequality and the cruelty of capital.

Can it be that people whose minds were formed by the catechism of purely neoliberal thinking are going to lead Greece and Italy out of this mess? What is happening is that an entire society is being sacrificed on the altar of the banks and the financial system.

Since the majority of those in the establishment do not think (they don’t need to think) we will attempt to understand the crisis through the light of two thinkers who, in the same year, 1944, in the United States, gave us an illuminating clue. The first was the Hungarian-Canadian philosopher and economist Karl Polanyi, with his classic work, The Great Transformation. What does it consist of? It consist of the dictatorship of economics. After the Second World War, that helped overcome the Great Depression of 1929, capitalism achieved a master stroke: it annulled politics, sent ethics into exile and imposed a dictatorship of economics. Since then, there has been only a society of market, rather than, as it was before, a society with market. Economics structures everything and turns everything into merchandise, ruled by cruel competition and shameless profiteering. This transformation has destroyed the social bonds, and widened the gap between rich and poor within each country, and at the international level.

The other is Max Horkheimer, a philosopher from the Frankfurt school, exiled in the United States, who wrote Eclipse of Reason (1947). There he sets forth the reasons for Polanyi’s The Great Transformation, that fundamentally consist of the following: reason no longer seeks truth and the meaning of things, but has been sequestered by the process of production and lowered to a mere instrumental function, «transformed into a simple tedious mechanism to register facts». He laments that «justice, equality, happiness, and tolerance, which for centuries have been deemed inherent in reason, have lost their intellectual roots». When a society eclipses reason, it becomes blind, loses the meaning of togetherness, and finds itself stuck in the swamp of individual or corporative interests. That is what we see in the present crisis. The most humanist Nobel laureates for economics, Paul Krugman and Joseph Stiglitz, have written repeatedly that the Wall Street players should be jailed, as thieves and bandits.

Today, in Greece and in Italy, The Great Transformation has acquired another name: The Great Perversity.

Despertar a dimensão xamânica

A categoria sustentabilidade, tomada em seu sentido amplo e não apenas reduzida ao desenvolvimento, significa toda a ação que visa a manter os seres na existência porque tem direito de coexistir conosco e só a partir desta convivência utilizamos com sobriedade e respeito uma porção deles para atender nossas necessidades e preservando-os também para as futuras gerações. Dentro deste conceito cabe também o universo. Sabemos hoje pela nova cosmologia que somos feitos de pó das estrelas e somos sustentados e atravessados pela inominável Energia de Fundo que tudo alimenta e que se desdobra nas quatro forças – a gravitacional, a eletromagnética, a nuclear fraca e forte – que, agindo sempre juntas, nos mantém assim como somos.

Como seres conscientes e inteligentes temos o nosso lugar e nossa função dentro do processo cosmogênico. Se não somos o centro de tudo, seguramente, somos uma daquelas pontas avançadas pelas quais o universo se volta sobre si mesmo, vale dizer, se torna consciente. O princípio andrópico fraco nos concede dizer que para sermos o que somos, todos as energias e processos da evolução se organizaram de forma tão articulada e sutil que permitiram o nosso surgimento, caso contrário não estaria aqui escrevendo agora.

Através de nós, o universo e a Terra se veem e se contemplam a si mesmos. A vista surgiu há 600 milhões de anos. Até lá a Terra era cega. O céu profundo e estrelado, as cataratas do Iguaçu, onde escrevo agora, o verdor das florestas, aqui ao lado, não podiam ser vistos. Pela nossa vista a Terra e o universo podem ver toda essa indescritível beleza.

Os povos originários, dos andinos aos samis do Ártico, se sentiam unidos ao universo, como irmãos e irmãs das estrelas, formando uma grande família cósmica. Nós perdemos esse sentimento de mútua pertença. Sentiam que forças cósmicas equilibravam o curso de todos os seres e atuavam em sua interioridade. Viver consoante estas energias universais era levar uma vida sustentável, serena e cheia de sentido.

Sabemos pela física quântica que a consciência e o mundo material estão conectados e a maneira que um cientista escolhe para fazer a sua observação, afeta o objeto observado. Observador e objeto observado se encontram indissoluvelmente ligados. Dai que a inclusão da consciência, nas teorias científicas e na própria realidade do cosmos, é um dado já assimilado por grande parte da comunidade científica. Formamos, efetivamente, um todo complexo e diversificado.

São conhecidas as figuras dos xamãs, tão presentes no mundo antigo e que hoje estão voltando com renovado vigor como o tem mostrado o físico quântico J. Drouot em se livro O Xamã, o Físico e o Místico (Record 2002) que tive a honra de prefaciar. O xamã vive um estado de consciência singular que o faz entrar em contato íntimo com as energias cósmicas. Ele entende o chamados das montanhas, dos lagos, das florestas, dos animais e, das estrelas e dos outros. Sabe conduzir tais energias para curar e harmonizar o ser humano com o todo.

Em cada um de nós existe a dimensão xamânica, escondida dentro de nossa interioridade Essa energia xamânica nos faz silenciar diante da grandeza do mar, vibrar diante do olhar da pessoa amada e estremecer face a um recém nascido. Precisamos liberar esta dimensão em nós para entrarmos em sintonia com tudo o que nos cerca e sentirmo-nos em paz.

Talvez nossa vontade de viajar com as naves espaciais na direção do espaço cósmico, não seja o desejo arquetípico de buscar nossas origens estelares e o ímpeto de regressar ao lugar de nosso nascimento? Vários astronautas expressaram semelhantes idéias.

Pertence à noção compreensiva de sustentabilidade, esta nossa busca incontida de equilíbrio com o todo e de sentirmo-nos parte do universo. A sustentabilidade comporta valorizar este capital humano e espiritual cujo efeito é produzir em nós respeito, sentido de sacralidade diante de todas as realidades, valores que alimentam a ecologia profunda e que nos ajudam a respeitar e a viver em sintonia com a Mãe Terra. Hoje faz-se urgente essa atitude, para moderar a força destrutiva que nas últimas décadas tomou conta da humanidade.

Grécia e Itália: a Grande Perversão

Para resolver a crise econômico-financeira da Grécia e da Itália foi constituído, por exigência do Banco Central Europeu, um governo só de técnicos sem a presença de qualquer político. Partiu-se da ilusão de que se trata de um problema econômico que deve ser resolvido economicamente. Quem só entende de economia acaba não entendendo sequer a economia. A crise não é de economia mal gerida, mas de ética e de humanidade. Estas tem a ver com a política. Por isso a primeira lição de um marxismo raso é entender que a economia não é parte da matemática e da estatística mas um capítulo da política. Grande parte da obra de Marx é dedicada à desmontagem da economia política do capital. Quando na Inglaterra ocorreu uma rise semelhante à atual e se criou um governo de técnicos Marx fez com ironia e deboche duras criticas pois previa um total fracasso como efetivamente ocorreu. Não se pode usar o veneno que criou a crise como remédio para curar a crise.

Chamaram para chefiar os respectivos governos da Grécia e da Itália gente que pertencia aos altos escalões dos bancos. Foram os bancos e as bolsas que provocaram a presente crise que quase afundou todo o sistema econômico. Esses senhores são como talibãs fundamentalistas: acreditam de boa fé nos dogmas do mercado livre e no jogo das bolsas. Em que lugar do universo se proclama o ideal do greed is good, em português, a cobiça é coisa boa? Como fazer de um vício (e digamos logo, de um pecado) uma virtude? Estes estão sentados em Wall Street de Nova York e na City de Londres. Não são raposas que guardam as galinhas mas as devoram. Com suas manipulações transferiram grande fortunas para poucas mãos. E quando estourou a crise foram socorridos com bilhões de dólares tirados dos trabalhadores e dos pensionistas. Barack Obama se mostrou fraco, inclinando-se mais a eles que à sociedade civil. Com os dinheiros recebidos continuaram a farra já que a prometida regulação dos mercados ficou letra morta. Milhões de pessoas vivem no desemprego e na precarização, especialmente jovens que estão enchendo as praças, indignados, contra a cobiça, a desigualdade social e a crueldade do capital.

Gente que tem a cabeça formada pelo catecismo do pensamento único neoliberal vai tirar a Grécia e a Itália do atoleiro? O que está ocorrendo é a sacrificação de toda uma sociedade no altar dos bancos e do sistema financeiro.

Já que a maioria dos economistas dos stablisment não pensam (nem precisam) vamos tentar entender a crise à luz de dois pensadores que no mesmo ano, 1944, nos EUA nos deram uma chave esclarecedora. O primeiro foi um filósofo e economista húngaro-canadense Karl Polanyi com sua clássica obra A Grande Transformação. Em que consiste? Consiste na ditadura da economia. Após a Segunda Guerra Mundial que ajudou a superar a grande Depressão de 1929, o capitalismo deu um golpe de mestre: anulou a política, mandou ao exílio a ética e impôs a ditadura da economia. A partir de agora não teremos como sempre houve uma sociedade com mercado mas uma sociedade somente de mercado. O econômico estrutura tudo e faz de tudo mercadoria sob a regência de uma cruel concorrência e de uma deslavada ganância. Esta transformação dilacerou os laços sociais e aprofundou o fosso entre ricos e pobres dentro de cada pais e no nível internacional.

O outro nome é de um filósofo da escola de Frankfurt, exilado nos EUA, Max Horkheimer que escreveu a Eclipse da razão (por português de 1976). Ai se dão as razões para a Grande Transformação de Polanyi que consistem fundamentalmente nisso: a razão já não se orienta mais pela busca da verdade e pelo sentido das coisas, mas foi seqüestrada pelo processo produtivo e rebaixada a uma função instrumental “transformada num simples mecanismo enfadonho de registrar fatos” Lamenta que “justiça, igualdade, felicidade, tolerância, por séculos julgadas inerentes à razão, perderam as suas raízes intelectuais”. Quando a sociedade eclipsa a razão, fica cega, perde o sentido de estar juntos e se vê atolada no pântano dos interesses individuais ou corporativos. É o que temos visto na atual crise. Os prêmios Nobel de economia, mas humanistas, Paul Krugman e Joseph Stiglitz repetidamente escreveram que os players de Wall Street deveriam estar da cadeia como ladrões e bandidos.

Agora na Grécia e na Itália a Grande Transformação ganhou outro nome: se chama a Grande Perversão.