Estaba preso y les impediste venir a visitarme

Hay una escena enormemente dramática en el evangelio de San Mateo cuando trata del Juicio Final, es decir, cuando se revela el destino último de cada ser humano. El Juez Supremo no preguntará a qué Iglesia o religión perteneció esa persona, si aceptó sus dogmas, cuántas veces frecuentó los ritos sagrados.
Ese Juez se volverá hacia los buenos y les dirá: “Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo, porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui peregrino y me acogisteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, estaba preso y vinisteis a verme… todas las veces que hicisteis esto a uno de mis hermanos y hermanas menores, a mí me lo hicisteis… y cuando dejasteis de hacerlo a uno de estos pequeños, a mí me lo dejasteis de hacer” (Evangelio de San Mateo, 25, 35-45).
En ese momento supremo son las prácticas hacia los sufridores de este mundo y no las prédicas las que cuentan. Si los hemos atendido, oiremos aquellas palabras benditas.
Esta experiencia fue vivida por el Premio Nobel de la Paz de 1980, el argentino Adolfo Pérez Esquivel (1931), arquitecto y renombrado escultor, gran activista de los derechos humanos y de la cultura de la paz, además de ser profundamente religioso, y de apoyarme. Él pidió a las autoridades judiciales brasileñas permiso para visitar en la cárcel al expresidente Lula, amigo de muchos años.
Esquivel me llamó desde Argentina y en twitter está resumida la conversación en una especie de youtube. Iríamos juntos, pues yo había recibido también el llamado Nobel Alternativo de la Paz en 2001 (The Right Livelihood) del Parlamento sueco. Pero le adelanté que mi visita era para cumplir el precepto evangélico de “visitar a quien está encarcelado” además de abrazar al amigo de más de 30 años. Quería reforzarle la tranquilidad del alma que mantuvo siempre. Poco antes de ser arrestado me confesó: mi alma está serena porque no me acusa de nada; me siento portador de la verdad que posee una fuerza propia y a su debido tiempo se manifestará.
Esquivel y yo llegamos a Curitiba en horarios diferentes el día 18 de abril. Fuimos directamente al gran auditorio de la Universidad Federal de Paraná repleta de gente, para un debate sobre democracia, derechos humanos y la crisis brasileña que había culminado con la prisión de Lula. Allí estaban autoridades universitarias, el exministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, representantes de Argentina, Chile, Paraguay, Suecia y otros países. Alternadamente se cantaban bellísimas canciones latinoamericanas especialmente en la voz sonora de la actriz y cantora Leticia Sabatella. Los afrodescendientes danzaron y cantaron con sus trajes de bellos colores.
Hubo varios pronunciamientos. Como por arte de magia el desaliento general dio lugar a un aura de bienquerencia y de esperanza de que el golpe parlamentario, jurídico y mediático no podría dibujar ningún futuro para Brasil. Antes bien, se cerraría un ciclo de dominación de las élites del atraso para abrir el camino a una democracia venida de abajo, participativa y sostenible.
Antes de la sesión se nos había comunicado que la jueza Catalina Moura Lebbos, brazo derecho del juez Sérgio Moro, había prohibido la visita que queríamos hacer al ex presidente Lula.
Esta jueza no se dio cuenta del alto significado del que es portador un Premio Nobel de la Paz. Tiene el privilegio de recorrer el mundo, visitar prisiones y lugares de conflicto para promover el diálogo y la paz. Nos apoyamos en el documento de la ONU de 2015 que se ha convenido en llamar “Reglas de Mandela” que trata de la Prevención del crimen y la justicia criminal. En él se aborda también la parte de la visita a los encarcelados. Brasil fue uno de los más activos en la formulación de estas Reglas de Mandela, aunque no las observa en su territorio.
Pero de nada nos valió. La jueza Lebbos simplemente negó. Al día siguiente, el 19 de abril, llegamos al campamento en el que cientos de personas hacen vigilia junto al Departamento de Justicia Federal, donde Lula está preso. Le gritan “Buenos días, Lula”, “Lula libre” y otras palabras de ánimo y esperanza que él desde su cárcel puede escuchar perfectamente.
Había policías por todas partes. Intentamos hablar con el jefe para poder tener una audiencia con el Superintendente de la Policía Federal.
Siempre venía la misma respuesta: no puede, son órdenes de arriba. Después de mucho insistir, con llamadas de teléfono que iban y venían, Pérez Esquivel consiguió una audiencia con el Superintendente. Le explicó los motivos de la visita humanitaria y fraterna a un viejo y querido amigo. Por más que Pérez Esquivel argumentase e hiciera valer su título de Premio Nobel de la Paz, mundialmente reconocido y respetado, oía siempre la misma cantinela: No puede. Son órdenes de arriba.
Y así, cabizbajos, volvimos en medio del pueblo. Yo personalmente insistía en que mi visita era meramente espiritual. Le llevaba dos libros El Señor es mi pastor, nada me falta, un comentario minucioso que realmente alimenta la confianza. Y otro de nuestro mejor exégeta Carlos Mesters, La misión del pueblo que sufre, que describe el desamparo del pueblo hebreo en el exilio babilónico, cómo era consolado por los profetas Isaías y Jeremías y cómo a partir de ahí se fortaleció el sentido de su sufrimiento y su esperanza.
En el Departamento de la Policía Federal todo estaba prohibido. Ni siquiera estaba permitido enviar una nota al expresidente Lula.
En medio del pueblo hablaron varios representantes de los grupos, especialmente una pareja de Suecia que sostiene la candidatura de Lula al Premio Nobel de la Paz. Hablamos Pérez Esquivel y yo, reforzando la esperanza que finalmente es aquella energía poderosa que sostiene a los que luchan por la justicia y por otro tipo de democracia. Él anunció que había lanzado una campaña mundial para proponer a Lula como candidato al Premio Nobel de la Paz. Hay ya miles de firmantes en todo el mundo. Lula cumple todos los requisitos para ello, especialmente por sus políticas sociales que sacaron a millones de personas del hambre y de la miseria y por su empeño por la justicia social, base de la paz.
Hubo muchas entrevistas a medios de comunicación nacionales e internacionales. Algunas fotos del evento comenzaron a difundirse por el mundo y llegaba la solidaridad de muchos países y grupos.
Allí nos dimos cuenta de que efectivamente vivimos bajo un régimen de excepción en forma de un golpe blando que secuestra la libertad y niega derechos humanos fundamentales.
La pequeñez de espíritu de nuestros jueces del Lava Jato y la negación del derecho asegurado a un Premio Nobel de la Paz a visitar a su amigo encarcelado dentro de un espíritu de pura humanidad y de cálida solidaridad avergüenza a nuestro país. Sólo permite comprobar que efectivamente estamos bajo la lógica negadora de la democracia en un régimen de excepción.
Pero Brasil es mayor que su crisis. Purificados, saldremos mejores y orgullosos de nuestra resistencia, de nuestra indignación y del coraje de rescatar, a partir de las calles y de las elecciones, un Estado de derecho.
No olvidaremos jamás las palabras sagradas: “Yo estaba preso y tú les impediste venir a visitarme”.

*Leonardo Boff, testigo de los hechos narrados aquí

Traducción de María José Gavito Milano

Ero in prigiione e non avete permesso a me di visitarte


Vangelo di Matteo. Scena altamente drammatica. “Giudizio finale”. È la pubblicazione del destino definitivo di ogni essere umano. Il Giudice supremo non domanderà a quale religione, a quale chiesa appartenevi, se ne hai accettato i dogmi, con che frequenza andavi a messa la domenica.
Questo giudice, rivolgendosi ai buoni, dirà: venite benedetti da mio padre, entrate, prendete possesso del regno pronto per voi da quando il mondo è stato creato; perché avevo fame e mi avete dato da mangiare, avevo sete e mi avete dato da bere, pellegrino e mi avete ospitato, nudo e mi avete vestito, malato e siete venuti a vedermi, ero in prigione e siete venuti a trovarmi…Tutte le volte che avrete confortato uno di questi miei fratelli e sorelle più piccoli… l’avrete fatto a me… e quando avrete lasciato di farlo a uno di questi piccoli, sarà stato a me che l’avrete negato (Mt 25,35-45).
In questo momento supremo, sono i comportamenti e non le prediche ai sofferenti di questo mondo che avranno valore. Se saremo andati incontro alle loro necessità, allora udiremo quelle parole benedette.
Questa esperienza è stata vissuta dal Premio Nobel per la pace (1980), l’argentino Adolfo Perez Esquivel (1931), architetto e scultore rinomato, grande attivista dei diritti umani e della cultura della Pace, oltre ad essere profondamente religioso. Per me ha sollecitato le autorità giudiziarie brasiliane per ottenermi il permesso di visitare in carcere l’ex Presidente, amico da molti anni.
Dall’Argentina Esquivel mi ha telefonato e nel Twitter era stata riassunta la conversazione in una specie di Yotube .Saremmo andati insieme, visto che io avevo ricevuto il cosiddetto Nobel Alternativo della pace nel 2001 (Award the right livelihood) del parlamento Svedese. Ma io li avvisai che la mia visita era per adempiere al precetto Evangelico, quello di “visitare chi sta in carcere” oltre che abbracciare Lula amico da 30 anni. Volevo rafforzare la tranquillità dell’anima, che sempre aveva mantenuto. Mi confessò, poco prima di essere arrestato: la mia anima è serena, perché non mi accusa di niente e mi sento portatore della verità che possiede una forza propria e che si manifesterà quando verrà il suo tempo.
Arriviamo a Curitiba, Esquivel e io in orari differenti il giorno 18 aprile. Andiamo direttamente al grande Auditorum dell’Università federale del Paranà, pieno di gente, per un dibattito sulla democrazia, diritti umani e crisi Brasiliana al suo punto più alto nella condanna e carcerazione di Lula. Presenti le autorità universitarie, l’ex-ministro degli Esteri Celso Amorim, rappresentanti dell’Argentina, del Chile, del Paraguay, della Svezia e di altri paesi. Cantano bellissime canzoni Latino-Americane, con la voce sonora dell’ attrice e cantante Letìcia Sabatella. Squadre di Afro discendenti, alternandosi, danzano e cantano con i loro tradizionali costumi colorati. Vengono fatti pronunciamenti vari. Lo scoraggiamento generale come attraverso un tocco di magia, crea un’atmosfera di amicizia e di speranza che il golpe di Stato parlamentare, giuridico mediatico non potrebbe tracciare nessun futuro per il Brasile. Anzi, si aprirebbe un ciclo di dominazione delle élites del ritardo per aprire un sentiero alla democrazia venuta dal basso, partecipativa e sostenibile.
Già prima della sessione ci fu comunicato che la Ministra della Giustizia, Caterina Moura Lebbos, braccio diretto del giudice Sergio Moro, aveva proibito la visita che volevamo fare all’ex presidente Lula.

Questa Ministra non aveva capito un bel niente dell’alto significato di cui è portatore un premio Nobel per la pace. Lui ha il previlegio di andare in giro per il mondo, visitare i detenuti e luoghi di conflitto con l’obiettivo di promuovere il dialogo e la pace. Ci aggrappiamo al documento del Onu del 2015 che per convenzione si chiama “Regole di Mandela” e che tratta di prevenzione al crimine e di giustizia criminale. È lì che si abborda anche la parte della visita ai carcerati. Il Brasile era stato uno dei più attivi nella formulazione di queste regole anche se nel suo territorio non se ne tiene conto.
Ma, tutto inutile. La Ministra Lebbos semplicemente negò. Il giorno seguente 19 di aprile, arrivammo a un accampamento dove centinaia di persone fanno una veglia vicino al dipartimento della giustizia federale, dove Lula è detenuto. Gridano “Bongiorno, Lula” “Lula libero” e altre parole di incoraggiamento e speranza che lui nel suo carcere ha potuto ascoltare perfettamente.
Poliziotti dappertutto. Proviamo a parlare con il capo, per essere ricevuti dal responsabile della polizia federale.
Ma sempre veniva la stessa risposta: non è possibile, Ordini superiori. Dopo molte insistenze con scambi di telefonate, nei due sensi, Esquivel, ottenne un’udienza con il Sovrintendente dell’Istituto di pena. Spiegò il motivo della visita, umanitaria e fraterna a un vecchio e caro amico. Per quanto Perez Esquivel tentasse ragionamenti e facessi valere il suo titolo di premio Nobel per la pace, riconosciuto mondialmente e rispettato, udiva sempre lo stesso ritornello: non è possibile, ordini superiori.
E così a testa bassa ritornammo in mezzo al popolo. Io personalmente insistevo che la mia visita era puramente spirituale. Io portavo due libri Il signore è il mio pastore non manco di nulla, un commentario minuzioso che realmente alimenta la fiducia. L’altro libro è del nostro migliore esegeta, Carlos Mesters La missione di popolo che soffre che descrive lo scoraggiamento del popolo Ebreo in esilio a Babilonia, dove era confortato dai profeti Isaia e Geremia e come a partire da questo, rafforzò il senso della sua sofferenza e della sua speranza.
Nel dipartimento della polizia federale tutto era proibito. Nemmeno un piccolo biglietto da inviare all’ex-presidente.

In mezzo al popolo parlarono vari rappresentanti dei gruppi, specialmente una coppia svedese che sostiene la candidatura di Lula a premio Nobel per la pace. Parlammo io e Perez Esquivel rafforzando la speranza che finalmente quella energia pesante che sostiene quelli che lottano per la giustizia e per un altro tipo di democrazia. Lui annunciò che lanciava una campagna elettorale per Lula come candidato a Premio Nobel della pace. Già migliaia in tutto il mondo hanno sottoscritto. Lula ha tutti requisiti per questo, specialmente la politica sociale che ha tolto migliaia persone dalla fame e dalla miseria e il suo impegno per la giustizia sociale base della pace.

Molte furono le interviste sui mass media, nazionali e internazionali. alcuni foto dell’evento cominciarono girare il mondo e esprimevano solidarietà molti paesi e molti gruppi.
Qui abbiamo toccato con mano che viviamo sotto un regime di eccezione nella forma di un golpe soft che sequestra la libertà e nega diritti umani fondamentali.

La carenza di spirito dei nostri giudici della “lava Jato” e la negazione di un diritto assicurato da un premio Nobel della pace di visitare un suo amico incarcerato nello spirito di pura umanità e di calorosa solidarietà, fa vergognare il nostro paese. Purtroppo comprova che effettivamente siamo in una logica che nega la democrazia in un regime di eccezione.
Ma il Brasile è più grande della sua crisi. Purificati, usciremo migliori e orgogliosi della nostra resistenza e della nostra indignazione e del coraggio di riscattare a partire dalla strada attraverso elezioni uno stato di diritto. Non dimenticheremo mai le parole sacre: “io stavo in prigione e tu non hai permesso a nessuno di venirmi a trovare”.

Leonardo Boff è testimone oculare dei fatti qui narrati.

Hombre y mujer: Igualdad y subordinación. Contradicciones de la cristiandad

El cristianismo originario fundado en las prácticas de Jesús y posteriormente de San Pablo había instaurado una ruptura en la línea de la igualdad de género. Pero no se sostuvo. Sucumbió a la cultura dominante predominantemente machista que subordinaba la mujer al hombre. Cualquier motivo fútil permitía el divorcio, dejando a la mujer desamparada.
El propio apóstol Pablo, contradiciendo el principio de igualdad, bien formulado por él (Gal 3,28), podía decir de acuerdo al código patriarcal: “el hombre no procede de la mujer, sino la mujer del hombre; ni el hombre fue creado para la mujer, sino la mujer para el hombre; debe, pues, la mujer usar el signo de su sumisión (el uso del velo: 1Cor 11,10).
Estos textos, que algunos estudiosos consideran una inserción posterior a Pablo, serán blandidos a lo largo de los siglos contra la liberación de las mujeres, constituyendo el cristianismo histórico, principalmente la jerarquía romano-católica, no tanto los laicos, un bastión de conservadurismo y de patriarcalismo. Aquél no vivió proféticamente su propia verdad y en nombre de ella no rescató la memoria libertaria de sus orígenes, cuestionando la cultura dominante. Por el contrario, se dejó asimilar por ella y aún creó un discurso ideológico para su naturalización y, así, para su legitimación hasta los días actuales, al menos a nivel de los discursos papales, en contra de lo que los teólogos y teólogas enseñan desde hace mucho tiempo. Bien decía una feminista alemana M. Winternitz: “La mujer siempre ha sido la mejor amiga de la religión; la religión, sin embargo, jamás ha sido amiga de la mujer”.
A esa ideologización de trasfondo bíblico-teológico se añadió otra de orden biológico. Se admitía antiguamente que el principio activo en el proceso de generación de una nueva vida dependía totalmente del principio masculino. Se planteaba, entonces, la cuestión: ¿si todo depende del hombre por qué entonces nacen mujeres y no sólo hombres? La respuesta, reputada científica por los medievales, era la de que la mujer es una desviación y una aberración del único sexo masculino. En razón de ello, Tomás de Aquino, repitiendo a Aristóteles, consideraba a la mujer como un “mas occasionatus” (un hombre en camino), mero receptáculo pasivo de la fuerza generativa única del varón (Summa Theologica I.q.92, a.1 ad 4). Y todavía argumentaba: “La mujer necesita del hombre no sólo para engendrar, como hacen los animales, sino también para gobernar, porque el hombre es más perfecto por su razón y más fuerte por su virtud” (Summa contra Gentiles, III, 123).
Tales discriminaciones, aunque sobre otras bases, ahora psicológicas, resuenan modernamente, para perplejidad general, en los textos de Freud y de Lacan. Con razón se dice que la mujer es la última colonia que todavía no ha logrado su liberación (M. Mies, Woman, the Last Colony, Londres, Zed Books 1988).
El sueño igualitario de los orígenes sobrevivirá en grupos de cristianos marginales o entre los considerados herejes (Shakers de Inglaterra) o entonces es proyectado para la escatología, al término de la historia humana. Hubo que esperar a los movimientos libertarios feministas europeos y norteamericanos a partir de 1830 para hacer valer el antiguo sueño cristiano. A la luz de los ideales de la Ilustración que afirmaban la igualdad original y natural entre hombres y mujeres, Sarah Grimké podía escribir sus Cartas sobre la igualdad de los sexos y la condición de la Mujer (1836-1837), inspiradas en los textos bíblicos libertadores, y en 1848 en Séneca Falls, Nueva York, las líderes cristianas feministas podían formular la Declaración de los Derechos de la Mujer, calcada de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y por fin comenzar a publicar en 1859 la Biblia de la Mujer en Seattle.
A partir de entonces se formó la irrefrenable ola del feminismo y del ecofeminismo modernos, movimientos seguramente de los más importantes para el cuestionamiento de la cultura patriarcal en las Iglesias y en las sociedades, presentando un nuevo paradigma civilizacional.
Es importante resaltar que del grupo de feministas nos vino una de las críticas más severas al paradigma racionalista de la modernidad y la introducción de la categoría cuidado en la discusión de la ética, centrada tradicionalmente en la justicia. El eco-feminismo representa una de las grandes corrientes de la reflexión ecológica actual reforzando el nuevo paradigma relacional.

*Leonardo Boff escribió con la socióloga Lúcia Ribeiro, Masculino-Femenino: perspectivas vividas, Record, Rio 2007.

Traducción de Mª José Gavito Milano

O pior do golpe: impossibilitar o Estado Social brasileiro f

Os fatos recentes: a proibição do Prêmio Nobel da Paz Adolfo Perez Esquivel (1980) e de outros notáveis da política, de visitar o ex-Presidente Lula, um prisioneiro político e amigo de todos os que queriam vê-lo, é a prova mais cabal de que vivemos sob um regime de exceção jurídico-mediático. As togas comandaam. A juiza Catarina Lebbos, braço direito do juiz Sérgio Moro, revela traços de crueldade e desumanidade ao proibir um médico de examinar o estado de saúde do ex-presidente. Não estou seguro mas desconfio de que tal ato seja até criminoso, passível de punição.

A gravidade maior de nossa crise é a estratégia dos endinheirados (0.05% da população), associados como sempre a conglomerados econômico-financeiras e até estrangeiros, inclusive com a nossa mídia monopolista conservadora, de quebrar o pacto social construído sob a hegemonia das forças democráticas, progressistas e de esquerda, consignado pela Constituição de 1988.

Pelo consenso que ela propiciou entre os vários grupos, até antagônicos, se gestaram as bases para a criação de um Estado Social brasileiro. Seria um primeiro passo para atacarmos nossa chaga maior que é a perversa desigualdade social e a inclusão de milhões de brasileiros e brasileiras na cidadania.

A condução era feita por alguém que as elites do atraso jamais aceitaram mas que tiveram que se vergar ao veredito das urnas, um operario, vindo da pobreza nordestina, Luis Inácio Lula da Silva. Por suas políticas sociais fizera com que os do andar de baixo pudessem subir um degrau na escada social.

Quando se deram conta de que poderia surgir uma nova hegemonia de caráter progressista e popular, estas classes, como sempre antes na história, segundo nossos melhores historiadores como José Honório Rodrigues, tramaram um golpe de classe. Tratava-se de assegurar a natureza de sua acumulação e de seu poder sobre o Estado.

Mudaram os tempos, mudaram também as estratégias. Devia ser não por um golpe não militar, mas parlamentar. Marcelo Odebrecht, presidente de uma das maiores empresas brasileiras, em sua delação premiada, confessou que repassara dez milhões de reais para comprar 140 deputados a fim de que garantissem o impeachment de Dilma Rousseff.

Um congresso, dos mais medíocres da história republicana, com ladrões uns, acusados de corrupção outros ou denunciados por crimes, até por assassinato, deixou-se venalmente comprar. Deram um golpe parlamentar, jurídico e mediático depondo por um impeachment questionável a Presidenta legitimamene eleita Dilma Rousseff. O objetivo não era fundamentalmente ela, mas atingir o ex-Presidente Lula e o partido do PT.

O combate à corrupção, doença endêmica da política brasileira, nem por isso desculpável, serviu de pretexto para atacar, processor e literalmente perseguir a Lula, mediante o expediente da lawfare (interpreter canhestramente a lei para prejudicar o acusado). Tanto fizeram que conseguiram colocá-lo na prisão, mediante um processo, segundo os mais renomados juristas nacionais e estrangeiros, viciado e vazio de provas materiais consistentes.

Mas qual é o sentido maior deste golpe? É manter a natureza da acumulação de um grupo de rapinagagem que controla grande parte de nossa riqueza e que a repassem a seus bolsos.

Talvez a consequência mais desastrosa, analizada finamente pelo cientista social Luiz Gonzaga de Souza Lima numa palestra no dia 22 de novembro de 2017 na Fiocruz do Rio de Janeiro, está contida na Emenda Constitucional (PEC 55). Por ela não se trata apenas de estabelecer um teto nas despesas. Ela algema o país. “A PEC, diz Souza Lima, “é a proibição da construção do Estado Social em nosso país. É vetado constitucionalmente construir o Estado Social, é mais que um congelamento de gastos”.

As classes do atraso optaram pelo passado, aceitando a recolonização do Brasil, alinhando-o aos interesses do império do Capital hegemonizado pelos USA. Não por uma eleição mas por um golpe dissolveram o pacto construído pela Constituição de 1988. Diz mais Souza Lima, “estamos diante de um golpe contra o Governo que o povo brasileiro elegeu. Estamos diante de uma inflexão histórica de uma importância imensa: proibir constitucionalmente fazer investimentos sociais, especialmente na educação e na saúde”.

Isso é um caso único no mundo de hoje. Como poderá um povo doente e ignorante dar um salto rumo a um desenvolvimento, adequado a uma população de mais de cem milhões de pessoas?

Estas elites egoistas ao máximo, nunca tiveram um projeto para o Brasil. Somente para si e em função de uma absurda acumulação. Atualmente se assenta sobre uma direita fascista, autoritária, violenta, racista e desprezadora do povo, chamado de ralé desprezível. Para nossa vergonha, apoiada, em parte pelo corpo jurídico e pela mão pesada da polícia militar, capaz de reprimir e matar, especialmente negros e pobres.

A luta é para recuperar a democracia minima. Mas mais que tudo fazer valer a Constituição de 1988, rasgada pelos golpistas, mas que abria espaço para a convivência pacífica e para o desenvolvimento humano.

Leonardo Boff é teólogo, filósofo e autor de Brasil: concluir a refundação ou prolongar a dependência, Vozes 2018.